Dos días después de que el pequeño Julen cayese al pozo de Totalán el Ejército mandó un avión a Asturias para recoger a la Brigada de Salvamento Minero, que fue trasladada de inmediato a Totalán (Málaga). Su papel, en el rescate del niño, iba a resultar clave. Desde Totalán, los mineros siguieron la evolución de las excavaciones, de la creación de ese túnel por el que han bajado a una profundidad de 72 metros para una vez allí cavar a mano unos cuatro metros en horizontal pero con una inclinación para llegar hasta el pozo donde se encuentra el niño. «Ningún minero se queda en la mina” es el lema de esta brigada centenaria acostumbrada a trabajar en situaciones peligrosas de máxima tensión. Ahora, la brigada ha considerado a Julen como uno de los suyos. “En estos momentos es un minero», ha señalado desde Totalán Juan López-Escobar, delegado del Colegio de Ingenieros de Minas del Sur en Málaga, Juan López-Escobar. El dispositivo desplazado a Málaga consta de ocho hombres liderados por el ingeniero Sergio Tuñón, director técnico de la brigada desde hace siete años y responsable de rescates importantes en el sector. A su lado está Antonio Ortega, ingeniero técnico y los seis especialistas en rescates: Maudilio Suárez, Lázaro Alves Gutiérrez, José Antonio Huerta, Jesús Fernández Prado, Rubén García Ares y Adrián Villaroel, según ha detallado el periódico La Nueva España. Un equipo formado por ocho hombres, la mayoría de tradición minera que conjuga juventud y veteranía y que ahora está bajo uno de sus trabajos más mediáticos, un rescate complicado que ha tenido a España en vilo y que se ha alargado demasiado. Un rescate que pasa por cavar una galería a mano, con microvoladuras a gran profundidad, reciclando el oxígeno y con las cámaras de televisión apuntando y cientos de personas rezando junto al pozo.