Así prohíben los hoteles para adultos la entrada a los menores (aunque es anticonstitucional)
Expertos en derecho aseguran que es contrario a la legalidad constitucional impedir el acceso a menores a los hoteles solo para adultos
Las cadenas hoteleras explican que se trata solamente de una medida orientativa pero ninguno de sus establecimientos acepta reservas con niños, si quiera con adolescentes
Madrid
Los niños molestan. Molestan en los aviones, en los restaurantes y en los hoteles. La inmensa mayoría de la gente lo percibe así y por eso a nadie le extraña que en los últimos años hayan aparecido ofertas dirigidas de forma exclusiva para los adultos. Un tipo de discriminación contrario a la Constitución que nadie percibe como tal. “Hay muchos hoteles familiares, también tenemos derecho a que haya espacio sin niños”, aseguran muchos de los clientes de estos hoteles. ¿Pero qué pasaría si se abriesen hoteles para personas jóvenes en donde no pudiesen entrar mayores de 50 años o establecimientos sin ingleses? Probablemente no durarían más de un día abiertos y todo el mundo pondría el grito en el cielo. Sin embargo, nadie parece escandalizarse porque haya hoteles que niegan el acceso a los menores de edad ni existen denuncias contra este tipo de establecimientos. “Los padres no vamos donde no somos bienvenidos”, asegura María, madre de tres hijos adolescentes.
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La oferta de hoteles solo para adultos ha crecido un 41% en España en los últimos años y hay 160 establecimientos de este tipo, sin contar las residencias privadas de Airbnb o las casas rurales, según datos de Marketing Actual.
Que este tipo de establecimientos exista y que su política sea negar el acceso a menores de edad no implica que sean legales. “Legalmente no se puede impedir que entren en un hotel igual que no se puede negar el acceso a un inmigrante o a un tipo por feo”, explica Rubén Sánchez, portavoz de Facua. Algo que también comparte Marta Rosas, abogada director de Tourist & Law. “Que un establecimiento hotelero niegue o prohíba la reserva por incluir dentro del grupo a menores de edad es una medida anticonstitucional”, explica Rosas, que achaca la negativa a un erróneo concepto sobre el ejercicio de la libertad del empresario. “El Derecho de Admisión nunca debe limitar el Derecho de Acceso a un establecimiento hotelero, de forma arbitraria o indiscriminada, pues precisamente es este Derecho de Acceso el que encuentra su base en el mencionado principio de igualdad constitucional del artículo 14 de la Constitución”.
Lo que dicen y lo que hacen
Lo cierto es que lo que dicen la mayoría de hoteles dista mucho de lo que hacen. Tras llamar a varias cadenas de hoteles preguntando por su política en estos establecimientos la respuesta es clara. “Es solamente una pauta, una forma de dirigirnos a un público y en ningún caso se niega la reserva o el acceso a los hoteles”, coinciden muchas. Otra cadena de hoteles de lujo en Baleares se muestra más clara. “Nuestra política comercial está dirigida a mayores de 16 años y no aceptamos reservas que incluyan a menores”, apuntan.
Tras hablar con las cadenas que aseguran que solo es una política comercial intentamos reservar en sus hoteles con un menor. Tras intentarlo en varios establecimientos con distintas fórmulas e historias, en todos -menos en uno- nos niegan la posibilidad de alquilar una habitación. No esgrimen excusas ni se inventan falsas reservas. “No podemos, política de empresa”, aseguran.
“¿Aparenta los 18 años su hija?”
La mayoría de estos hoteles se encuentran en Canarias y Baleares y son establecimientos de cuatro o cinco estrellas con precios elevados. Llamamos a varios intentando hacer una reserva para un padre con su hija. Dos personas por habitación sin necesidad de cunas o camas supletorias para evitar las excusas que suelen alegar para rechazar estas reservas cuando acuden padre, madre e hijo. Imposible. “Si es menor de 16 años no podemos hacer nada”, apuntan en un hotel de Tenerife, que intenta colocarnos en otro establecimiento de la cadena. “Allí estarán más cómodos”, argumentan. En otro nos preguntan si la menor podría pasar por tener 18 años. “¿Aparenta más?”, nos cuestionan. La excusa de estos hoteles son los clientes. “Han reservado en un hotel para adultos y protestan si ven niños o jóvenes en las instalaciones”, aseguran.
La discriminación por edad de estos establecimientos va más allá de los niños. Ninguno de los hoteles a los que llamamos nos acepta una reserva con una chica de 15 años. “Imposible”, nos vuelven a decir en otro hotel. ¿Qué pasaría si llegamos al hotel con la reserva?, preguntamos. “Ha pasado y cuando se hace el registro con un menor se impide el acceso e intentamos recolocar la reserva en otro establecimiento de la cadena”, explican.
Tras varias negativas, comenzamos a protestar asegurando que esto es discriminación. “Son las normas del hotel”, justifican. Pero son normas anticonstitucionales, sería igual que impedir el acceso a un inglés, un anciano o un cojo por el hecho de serlo. Les preguntamos si resulta legal impedir el acceso a niños. “No me dejan mis jefes”, asegura un hotel de Lanzarote.
“Ni mi hija puede esperarme en la cafetería”
Tras estas experiencias hablamos con el gerente de una importante cadena hotelera. En su respuesta vía mail nos aseguran que “la categorización ‘Sólo adultos’ es únicamente una especialización de algunos establecimientos hoteleros que no entra en conflicto con el principio constitucional de no discriminación por cuestiones de edad. No hay una prohibición expresa, pero tanto las características del producto como el diseño de su oferta y servicios está 100% enfocada a un público adulto”, apuntan. Volvemos a llamar a dos hoteles de esa cadena para comprobar lo que nos ha explicado el gerente, pero obtenemos la misma negativa. Ni con bebés, niños ni adolescentes se puede reservar. Para comprobar hasta qué punto es discriminación intentamos hacer una reserva en grupo. Una familia de diez personas, una de ellas adolescente. “No puedo coger la reserva”, aseguran. Pedimos hablar con el responsable alegando que es un claro caso de discriminación por edad y una mujer, madre de una adolescente, nos explica que es la política de empresa y que el hotel está dirigido a un público mayor de 16 años. “Ni mi hija puede esperarme en la cafetería a que salga de trabajar”, lamenta y no acepta una reserva de cinco habitaciones dobles para siete días. Rechazan 6.745 euros de reserva por viajar con una menor de edad.
En algunos establecimientos llevan esta política tan al límite que en un hotel para mayores de 16 años no aceptan una reserva con un joven que cumpliría esa edad un mes después de la fecha en la que queremos alojarnos en el hotel. “Si no los tiene cumplidos no podemos hacer nada”, explican.
A pesar de que las cadenas aseguran que solo es política comercial, la realidad es que es una norma inquebrantable. Solamente uno de los hoteles con lo que hemos contactado ha terminado por aceptar la reserva con un menor, tras consultarlo con el gerente. Pero la realidad es que la medida, además de polémica, resulta inconstitucional. “La razón que se esgrime es que los niños pueden molestar pero eso es prejuzgar porque los adultos pueden molestar igual”, apuntan desde Facua. “Se puede pedir que no haya ruido y se pueden poner normas que acarreen advertencias o sanciones como expulsar a alguien de la piscina porque esté corriendo o haciendo ruido, lo que no se puede es evitar que se haga una reserva”, añaden.
Se puede denunciar
Qué hacer cuando pasa. “En caso de que te impidan se pueden pedir las hojas de reclamación y denunciar ante el protector del consumidor”, defiende Facua. En esa misma línea se muestra Marta Rosas de Tourist & Law. “Evidentemente cabe reclamación, pues se produce una clara vulneración de un derecho fundamental tan esencial como el de la igualdad, aparte del Derecho de Acceso del consumidor/usuario”.
A pesar de esta discriminación, estos hoteles gozan con el beneplácito de la gente y muchos de sus clientes son los propios padres de familia que eligen estos hoteles cuando tienen vacaciones sin sus hijos, según explica a la SER el director de márketing de una de las principales cadenas españolas. Sin embargo, que estos hoteles estén tan aceptados solo confirma el poco peso que tienen los niños en esta sociedad que envejece a ritmo acelerado y que tiene la tasa de natalidad más baja desde la postguerra. Una sociedad en la que los niños molestan porque cada vez hay menos.