Condenado un agente por usar las bases de datos policiales para espiar a mujeres
El TSJ de Madrid ha impuesto ocho años de prisión a un miembro de la Brigada Provincia de Información de Madrid
Averiguaba datos personales de mujeres con las que contactaba por redes de contactos
Madrid
Un agente de Policía Nacional ha sido condenado a ocho años de cárcel por usar las bases de datos policiales para espiar a mujeres con las que entablaba relación a través de redes sociales y páginas de contactos. Según la Justicia averiguó datos personales de tres mujeres intentando que así accedieran a tener relaciones sexuales de carácter fetichista con él.
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Según la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, a la que ha tenido acceso la Cadena SER, el agente condenado es investigador de la Brigada Provincial de Información y entre 2015 y 2016 usó sus claves para hacer hasta 17 consultas de datos personales de mujeres que conocía o con las que había contactado a través de redes sociales: datos que usaba contra sus víctimas cuando se negaban a mantener relaciones sexuales con él.
Las bases de datos 'OBJETOS', 'ATLAS' Y 'SIDENPOL' le permitieron, por ejemplo, averiguar que el padre de una de ellas había sufrido un ictus hace tiempo: "Espero que no vuelva a dar un ictus a nadie de tus seres queridos", le dijo poco después. A otra le dijo que "tenía una multa de tráfico y poco más" con el objetivo de que la mujer "conociera su capacidad de acceder a datos personales y reservados".
El TSJ de Madrid acaba de confirmar la condena que le impuso la Audiencia Provincial el año pasado: ocho años de cárcel por tres delitos de revelación de secretos y otro más de coacciones, además de 3.240 euros de multa. La sentencia todavía no es firme y es recurrible ante el Tribunal Supremo.
"Comenzó a atosigarlas"
El caso llegó a manos del departamento de Asuntos Internos cuando las víctimas pusieron todo en conocimiento de un agente de Policía Nacional amigo suyo. Los jueces explican que realizó diecisiete consultas "que ninguna relación guardaban con la ocupación profesional del acusado" y que "hizo uso de las informaciones para introducirlas en determinados mensajes que enviaba a las tres víctimas con el propósito inequívoco de mantener con ellas un contacto, que las mismas ya no deseaban".
Los jueces dan plena credibilidad al testimonio de las tres mujeres: "Las tres explicaron que la relación que buscaban no coincidía con la solicitada con insistencia por el acusado, pretendiendo de ellas, en general, la realización de determinadas conductas de contenido sexual que no resultaban de su agrado". Cuando decidieron poner fin a la relación "lejos de cesar en sus requerimientos comenzó a atosigarlas con pretensiones repetidas, ciertas faltas de respeto y, por lo que ahora importa, a introducir en sus mensajes datos personales de cada una de ellas".