Ocio y cultura
Noam Chomsky

Chomsky: "El resultado natural (de los programas neoliberales) es la ira, el resentimiento y la frustración"

Entrevista a uno de los pensadores más influyentes del siglo XX y lo que llevamos de XXI

El lingüista Noam Chomsky en una conferencia pronunciada en Curitiba, Brasil, en septiembre de 2018. / Heuler Andrey (Getty Images)

Madrid

El ruido arruina la conversación directa con Noam Chomsky (90 años). Las preguntas no llegan con claridad a través de internet y las respuestas no se pueden escuchar por el teléfono fijo. La solución para evitar una paradójica incomunicación con el pensador que más ha influido en los estudios sobre el lenguaje es enviar por mail un cuestionario que es devuelto con largas respuestas pormenorizadas días después.

El lingüista, pensador y activista vive en Arizona donde confiesa que ha llegado a "apreciar su estilo de vida y el medioambiente natural y cultural" que le ha acabado por convencer de que es el sitio para vivir en "este momento de nuestras vidas". Con el plural se refiere a su esposa que, también lingüista, y ha servido de intermediaria para la entrevista.

Chomsky ha logrado el premio Fronteras del conocimiento que otorga la Fundación BBVA en su apartado de Ciencias Sociales y Humanidades. Y ello podría parecer una contradicción ideológica y por ende personal, sabida es su posición sobre los mercados financieros.

El premio le ha sido concedido por un banco. ¿Supone esto una paradoja personal?

No más que visitar el museo Getty o la colección Frick o asistir a un concierto en el Carnegie Hall. O incluso ofrecer una conferencia en la sala de una universidad cuyo nombre es el de un gran donante. Hay al fondo cuestiones fundamentales acerca de la distribución de la riqueza y el poder, pero esa es una discusión diferente y muy importante.

Sus estudios sobre el lenguaje cambiaron la ciencia lingüística. Para aquellos que no saben nada de esa ciencia, ¿cómo les explicaría que el lenguaje es un sistema mental específico?

La “empresa generativa”, como ha acabado llamándose, buscaba proveer los mecanismos para capturar las propiedades básicas del lenguaje: cada lenguaje consiste en una colección de expresiones estructuradas de manera jerárquica que son interpretadas como manifestaciones del pensamiento y expresadas habitualmente (aunque no de manera necesaria) mediante el sonido. Tan pronto como las lenguas empezaron a ser estudiadas, comenzaron a descubrirse elementos extraños que antes habían pasado desapercibidos.

Las preguntas que ahora se hacen los investigadores ni siquiera se hubieran podido imaginar hace tan sólo pocos años.

 La iniciativa ha ayudado a revitalizar áreas relacionadas de las ciencias del conocimiento y el cerebro y se beneficia ahora de una fructífera relación entre ellas. Los resultados obtenidos ofrecen confirmación sustancial, de una manera más rica y desarrollada, para las intuiciones tradicionales acerca de la profunda uniformidad de la facultad del lenguaje, esta propiedad única de los humanos así como de su papel central en la creatividad y en los éxitos humanos, mientras revela las muchas y variadas formas que puede asumir las capacidades básicas.

Europa se enfrenta a un nuevo resurgimiento de partidos políticos de extrema derecha, populismo y nacionalismo (incluido el Brexit). ¿Cuáles cree que son sus razones?

Lo mismo sucede en Estados Unidos. Las razones no son oscuras. Los programas neoliberales/de austeridad de generaciones anteriores han concentrado de manera radical la riqueza y al tiempo, han paralizado a la mayoría de la población, recortado beneficios y empleo estable, en procesos que han supuesto límites a la democracia.

Estas tendencias han sido amplificadas en Europa por una transferencia de las decisiones más importantes a la Troika que nunca ha sido elegida y compuesta por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.

El resultado natural es la ira, el resentimiento, la frustración e incluso, algo peor.

En los Estados Unidos, la mortalidad se está incrementando entre blancos de clase trabajadora, un fenómeno sin precedentes atribuido a las “muertes de la desesperación” por los economistas Anne Case y Angus Deaton que han puesto en evidencia los hechos. Las víctimas de estas políticas son un rebaño fácil para demagogos y sus efectos son, con frecuencia, inquietantes.

Usted ha dicho insistentemente que la gente ya no confía. ¿Por qué lo cree?

Existen numerosos estudios que muestran que durante el periodo neoliberal, la población se muestra atomizada, sufre el agobio y se encuentra preocupada por el futuro. Se han convertido en un “saco de patatas”, que es el término que Marx utilizó en su tiempo para hablar del impacto de los estados europeos.

Una variante moderna es la declaración de Margaret Thatcher de que no hay sociedad sino solo individuos que deben enfrentarse por sus propios medios a los caprichos de un mercado estructurado para su propia extrema desventaja. Una consecuencia de ello es la falta de confianza en las instituciones y entre ellos mismos.

Parece una evidencia que hoy en día, las personas prefieren escuchar más que a la realidad a todo aquello que pueda reforzar y apoyar sus propias ideas…

Dudo que nadie pueda demostrar que esta realidad sea general. Hay evidencias que indican que los medios de comunicación tienden a conducir a la gente dentro de burbujas de perspectivas y creencias auto-reafirmantes que pueden tener algún efecto sobre lo que usted dice.

¿Por qué cree que la ciudadanía prefiere noticias falsas (fake news) a la realidad?

La gente siempre tiende a preferir ideas e “información” que se ajuste a sus esperanzas y creencias. Siempre es bueno tener en cuenta que hay instituciones gigantescas que gastan cientos de billones de dólares para producir noticias falsas. Es la “industria de la publicidad”. Su objetivo no es contar la verdad acerca de productos sino tratar de venderlos, lo que típicamente conlleva exageración, distorsión, engaño, explotación de reacciones emocionales…

Imaginemos que vivimos en verdaderas sociedades de mercado, como suele decirse muy a menudo. Como aprende cada estudiante de economía, los mercados se basan en consumidores informados que realizan elecciones racionales. De acuerdo con ello, si General Motors tiene que informar a los consumidores sobre un nuevo coche, ofrecerá información sobre hechos junto a informes de analistas independientes que los evalúan. En su lugar, el anuncio muestra un deportivo o una actriz de cine con imágenes del coche realizando alguna proeza increíble o imposible en un esfuerzo para engañar al comprador. Casi nunca se observa que la industria se dedique, en principio, a socavar los mercados. La industria está consagrada a la utilización de “fake news”.

¿Cree usted en el periodismo en estos tiempos en los que se considera que las mentiras son hechos?

La mayor parte de los medios de comunicación son tan confiables como siempre. Hay defectos incorporados, discutidos de manera amplia en la crítica de los medios. Pero en general, el trabajo desarrollado por periodistas serios es fidedigno, con frecuencia valiente y revelador. Los problemas llegan en la selección y las presuposiciones. Algunos temas son obviados. Los crímenes del propio Estado, por ejemplo, son tradicionalmente ignorados o reconstruidos como “torpes esfuerzos para hacer el bien” que de alguna manera fallaron.

Algunas veces lo que es dado como seguro y es inculcado a diario en las cabezas de las personas es más efectivo e insidioso que es una absoluta invención (que es muy raro encontrar en los grandes medios). Por ejemplo, el principal artículo en el New York Times del pasado 17 de mayo informa que el Secretario de Estado Mike Pompeo está pidiendo ayuda a los líderes europeos y árabes para “persuadir Irán para rebajar tensiones” y para tratar con “el peligro que supone Irán”. ¿Está Irán aumentando la tensión y supone riegos? ¿O lo hace el superpoder hegemónico global? Esa pregunta se suprime: la culpabilidad de Irán no se afirma, lo que podría invitar a una refutación, sino que es presupuesta dejando la asunción evidente por sí misma, alejada del dominio del análisis. Este mecanismo, normalmente bastante inconsciente, está siempre presente y es de lejos mucho más efectivo que la descarada y muy visible propaganda.

Esta es una de las razones por las que los sistemas democráticos de control de pensamiento, que tienen un mínimo de apertura y registro son habitualmente más efectivos que los sistemas totalitarios, que son tan burdos que invitan al escepticismo y a la incredulidad. Goebbels fue inteligente al tomar el sistema publicitario comercial como su modelo y no el de los sistemas totalitarios.

Javier Torres

Javier Torres

Redactor de Política, trabaja en el Congreso y hace seguimiento de Vox. Anteriormente formó parte de...

 
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