Las últimas dos horas de las 52 jornadas del juicio al procés independentista han estado dedicadas a las últimas palabras de los doce acusados. Sin renegar de su ideología independentista y combatiendo las acusaciones, todos se han dirigido directamente al tribunal para pedirles una sentencia que, en contra de lo deseable, contribuya a solucionar lo que consideran un problema político. El exvicepresident de la Generalitat, Oriol Junqueras, ha sido el primer en tomar la palabra y durante aproximadamente cinco minutos ha desarrollado la idea que ha sido transversal al resto de acusados: lamentar que lo que definen como «conflicto político» haya terminado en manos de la Justicia. El exconseller de Exteriors, Raül Romeva, ha segurado que «la solución existe, se llama política. Y más allá: democracia». El exconseller de Territori, Josep Rull, ha lanzado también el mensaje al tribunal de la necesidad de una sentencia que contribuya a solucionar el conflicto político y, al mismo tiempo, ha quedado visiblemente emocionado al hablar de su familia y sus hijos al igual que ha sucedido a otros imputados. El diputado suspendido Jordi Turull ha asegurado que «en este juicio está en juego la amplitud que damos a los derechos fundamentales, los nuestros y los de nuestros hijos». La exconsellera de Treball, Dolors Bassa, también ha apelado a la futura sentencia de los jueces asegurando que «no sólo determinará la etapa final de mi vida, lo que puedo hacer a partir de ahora, puede ser un principio de una solución para muchas personas». El exconseller de Interior y concejal electo por Barcelona, Joaquim Forn, ha negado una última vez haber puesto los Mossos dEsquadra al servicio del independentismo, renegando de la violencia: «Sigo defendiendo el derecho a la libre determinación de Catalunya, rehuyo cualquier actitud violenta». La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha reprochado a la Fiscalía estar acusada de rebelión cuando el resto de sus excompañeros de la Mesa de la cámara catalana lo están por desobediencia. «Hay mucha gente que está convencida de que estoy aquí por ser quien soy, por mi trayectoria política». El hombre que sirvió de enlace entre el Govern catalán y el ejecutivo central, Santiago Vila, ha querido dejar claro ante el tribunal que nunca buscaron la vía unilateral y que negociaron «hasta el último minuto», explicando una vez más las circunstancias de su dimisión una vez fracasadas esas negociaciones. El de Carles Mundó, exconseller de Justicia, ha sido el más breve de los doce acusados en hacer uso de su derecho a la última palabra. El expresidente de la Asamblea Nacional Catalana y diputado suspendido, Jordi Sànchez, también se ha dirigido directamente al tribunal: «Les deseo a ustedes toda la luz para esta sentencia». El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha querido dejar claro al tribunal que, en prisión o en libertad, no dejará de pelear por la independencia de Catalunya, defendiendo el independentismo, y ha asegurado que una sentencia no hará cambiar al independentismo catalán. Citando al poeta Joan Maragall, la exconsellera Meritxell Borràs ha asegurado también en su alocución que «no hubo violencia ni rebelión, hay un conflicto político, que no es poco».