La final de Wimbledon que cambió la historia del tenis
Federer y Nadal jugaron una dramática final en Wimbledon 2008 que supuso el cambio de guardia en el tenis masculino, logrando pocos meses después el español el tan ansiado número 1 del ránking
Wimbledon, el mejor torneo del mundo, ha sido históricamente escenario de finales míticas. Y si los aficionados de los 90 y principios de los 2000 recuerdan a Sampras levantando copas y desesperando a sus rivales y a Ivanisevic cerrando una historia de cuento de hadas ante Rafter, en los últimos años es la final de 2008 entre Roger Federer y Rafael Nadal la que reúne más elementos memorables.
Muy posiblemente la final de 2007 -que terminó con triunfo del suizo en cinco mangas- fuese de mayor calidad tenística pero la que enfrentó a Federer y Nadal en 2008 tuvo todos los ingredientes de una historia que bien podría contar Hollywood.
La irrupción de Nadal en 2005 había sido fulgurante y tres años después ya era sostenida en el tiempo. Perenne número dos del ránking, el balear ya se había convertido en una amenaza en pistas rápidas, demostrando que no solo era un especialista en tierra. Eso sí, antes de llegar a Wimbledon 2008, Nadal apareció con su cuarta corona en Roland Garros bajo el brazo.
Especialmente sangrante había sido para Federer la última final disputada sobre la arcilla parisina, donde tan solo le podía haber arrancado cuatro juegos a un Nadal imperial. Además, el balear viajó de París a Londres y ganó días después el clásico torneo de Queen's, venciendo por el camino a Ivo Karlovic, Andy Roddick y Novak Djokovic.
En la final de Wimbledon 2006, Nadal le había arañado un set a Federer. En 2007, estiró el duelo hasta el quinto parcial. Nadie dudaba de que el balear estaba preparado para ganar Wimbledon y acometer en verano el asalto al número 1 del ranking.
El camino de ambos hacia la final fue plácido. Federer no cedió un solo set ante jugadores de la talla de Hewitt, Soderling o Safin mientras que Nadal tuvo una dura prueba frente a Gulbis en segunda ronda que solventó en cuatro mangas. A partir de ahí, camino cómodo victoria contundente incluida en cuartos ante Andy Murray, la estrella local.
Aun así, el favoritismo seguía siendo para un Federer que buscaba su sexto título en Wimbledon, tras igualar la marca de Bjorn Borg la edición anterior. El encuentro, sin embargo, no fue por los derroteros esperados para el suizo, que vio cómo Nadal se hacía con las dos primeras mangas por un doble 6-4.
El duelo llegó al desempate de la tercera manga y con pelota de partido y campeonato a su favor, el balear dudó. Se fue hacia la red con una buena aproximación pero recibió un passing eléctrico de Federer, que le negaba la corona. El suizo se hizo con ese set en el tie-break, idéntico resultado que consiguió en la cuarta manga.
A esas alturas, el encuentro se había tornado en una batalla titánica con tintes épicos, y a ello ayudó la lluvia, que interrumpía una y otra vez el partido. El duelo, entre parones varios debido a la climatología, llegó al quinto y dramático parcial y tras alcanzar la distancia -tras el 6-6, la organización empezaba a manejar la opción de suspender el duelo por falta de luz y continuar el lunes.
Afortunadamente para Nadal, rompió a Federer con en el decimoquinto juego del quinto set, ganando su servicio a continuación y abrochando por 9-7 el partido y el campeonato. Nadal era campeón de Wimbledon y la entrega de trofeos fue prácticamente a oscuras. En agosto, el balear se convertiría en número 1 del mundo, superando por fin el aprendiz al maestro. Pero ese día no cambió la historia del tenis, el día que cambió fue esa tarde-noche de tenis en Wimbledon 2008.
José Izquierdo
Community Manager especializado en comedia, cultura y entretenimiento. Llevo las RRSS de 'Hora Veintipico'...