Ciencia y tecnología
Pulpo

La vida secreta de los tentáculos de los pulpos

Un estudio revela que los tentáculos son capaces de tomar decisiones propias sin la intervención del cerebro

Madrid

El pulpo es uno de los animales más inteligentes del planeta. Un molusco, que destaca por la proporción cerebro-masa corporal más alta de los invertebrados, que es capaz de utilizar herramientas para realizar distintas acciones e incluso resolver problemas sencillos. Todo ello gracias a un sistema nervioso complejo que le ha permitido disfrutar de una evolución privilegiada.

Gracias a su capacidad de repartir su cerebro entre la cabeza, sus brazos y sus patas, este animal puede llegar a contar con más neuronas en sus extremidades que en su cabeza. De esta manera, el pulpo es un animal que no piensa únicamente con su cabeza, sino con todo el cuerpo. Una criatura, considerada como una de las más misteriosas del reino animal, de la que cada vez conocemos nuevos detalles.

La vida secreta de los tentáculos

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Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Washington ha demostrado recientemente, en la Conferencia Anual de Astrobiología celebrada en Seattle (Estados Unidos), que los tentáculos de los pulpos son capaces de tomar decisiones propias sin la intervención del cerebro. Se estima que algunos cefalópodos tienen aproximadamente 500 millones de neuronas, de las cuales aproximadamente 350 millones se encuentra en los tentáculos agrupados en estructuras conocidas como ganglios.

En base a esta información, los investigadores decidieron comprobar si los pulpos eran capaces de mover estas extremidades sin que los impulsos generados en estas neuronas tuvieran que viajar hasta el cerebro. Para ello entregaron algunos objetos a dos especies de pulpo del Pacífico para comprobar cómo se transmitían los impulsos nerviosos a medida que reaccionaban a los juguetes y a la comida.

Cómo se transmite la información en el interior del pulpo

Tras varios años de seguimiento, los investigadores llegaron a la conclusión de que parte de las señales se transmitían directamente entre los tentáculos a través de los anteriormente citados ganglios, donde se procesaba la información. De esta manera, el pulpo no necesita enviar la información hasta el sistema nervioso central para procesarla. Según han dado a conocer los investigadores, el cerebro no sabía dónde estaban las señales, aunque sí que disponía de esta información entre ellos.

En definitiva, las conclusiones del estudio presentado por la Universidad de Washington refuerzan todas aquellas teorías que apuntaban a que los tentáculos pueden procesar los estímulos por sí mismos. Estudios que reflejaban que los brazos de los pulpos parecían buscar comida por sí solos e incluso reaccionar cuando son separados del cuerpo. Un cerebro complejo que, por lo tanto, podría ayudarnos a comprender la diversidad de la cognición.

David Justo

David Justo

(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología y buscador de historias virales e inverosímiles...

 
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