Dos boxeadores muertos tras sus respectivos combates en las últimas 48 horas

Madrid

Semana negra para el mundo del boxeo. Apenas unas horas después de que la Federación Rusa de Boxeo confirmara la muerte de Maxim Dadashev debido a las lesiones de su último combate, el Consejo Mundial de Boxeo (WBC) informaba este jueves de la muerte del púgil argentino de 23 años Hugo Santillán como consecuencia de los daños sufridos tras su pelea contra el campeón uruguayo Eduardo Abreu.

Dos muertes, que se producían de forma similar a miles de kilómetros de distancia (una en Estados Unidos y la otra en Argentina), que han reabierto una vez más el debate sobre los efectos del boxeo y sobre si debería existir un mayor control en este deporte para evitar casos como los vividos a lo largo de esta semana.

Dadashev murió como consecuencia de una hemorragia cerebral

Tras el combate celebrado el pasado viernes frente al puertorriqueño Subriel Matías, en el que el entrenador de Dadashev tiró la toalla al término del undécimo round, el boxeador ruso se desvaneció como consecuencia de los numerosos golpes recibidos en la cabeza. De hecho, no pudo ni tan siquiera llegar a los vestuarios por su propio pie, por lo que fue operado de urgencia en el UM Price George de Maryland.

Allí sería sometido a una cirugía cerebral, mediante la que se le extirparía una parte del cráneo para aliviar la inflamación. Desde entonces, el boxeador se había mantenido en coma hasta el pasado martes, cuando el secretario general de la federación rusa, Oumar Kremliev, anunciaba la muerte de Dadashev como consecuencia de los golpes del último combate.

La muerte que pudo haberse evitado 

Apenas un día después del combate entre Dadashev y Subriel Matías, el argentino Hugo Santillán se enfrentaba al campeón uruguayo Eduardo Abreu por el título latino. Todo ello en un combate, programado para 10 asaltos, que acabó con el púgil de 23 años desvaneciéndose sobre la lona mientras su equipo lo sostenía para que escuchara el veredicto.

A continuación, y después de sufrir dos infartos sobre el cuadrilátero, el argentino fue estabilizado e ingresado con un pronóstico grave, donde sería operado de urgencia por una inflamación en la zona del cerebro. Tras varios días en coma, y al igual que sucedió con Dadashev, Santillán moría en el hospital. Una muerte que se pudo haber evitado si le hubieran aplicado la misma prohibición que le impidió luchar en Alemania hace apenas unas semanas después del duro castigo que recibió ante Artem Harutyunyan.

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