Retrato de la precariedad laboral en los festivales de música: "Dos euros por hora"
Trabajadores de los principales festivales de música denuncian dinero en negro y falta de medidas de seguirdad
Madrid
Jornadas laborales de más de 12 horas o contratos que nunca llegan a ver físicamente; las condiciones laborales de muchos jóvenes que trabajan en festivales son, en muchas ocasiones, muy precarias. Hablamos con algunos de ellos que han trabajado este verano en algún evento y denuncian su situación.
“Irregularidades de todo tipo. No te dan un contrato de trabajo nunca. Te dicen que el alta es telemática y el contrato es verbal”, explica Nadir, un joven que trabajó de montador en el Viña Rock. “El montador debería cobrar como un mozo de carga y descarga a 11 euros la hora. La realidad es que yo he cobrado siempre 7 euros porque te acaban metiendo en un convenio distinto al que te tocaría”, cuenta.
Las dietas no están incluidas y, a veces, el gasto en comida es más alto que lo que cobran en una hora. “En el correo que nos envían nos dicen que va a haber comida a precios populares para los trabajadores. Comida a precios populares que eran los mismos foodtrucks que para el resto de la gente del festival. ¿Pagar 6 o 7 euros por un kebab? Al final gastas más en la cena de lo que vas a cobrar en una hora de trabajo”, explica este joven.
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Jornadas laborales sin definir
Las jornadas laborales no están definidas, algunos no tienen ni siquiera horarios y los que tienen no llegan a cumplirlo. No existen cursos de formación previa y, en muchos casos, la seguridad tampoco está presente. “Mi tarea era desmontar, carga y descarga, recoger cableado y lo hacía sin escaleras porque se movía y prefería subirme a un árbol”, relata otro joven que trabajó en el festival BBK y que no quiere dar su nombre.
“Yo tuve suerte porque mi equipo no era demasiado grande y había compañerismo y cobrábamos entre 5 y 6 euros la hora; pero a nuestro lado había una cuadrilla de 20 extranjeros que no se conocían de nada y cobraban dos euros la hora”, explica.
En muchas ocasiones, las webs de los eventos publican ofertas de voluntariado: trabajar gratis para poder asistir al concierto. Solamente en Sonorama Ribera había 400 voluntarios.
Según ellos, muchas de estas situaciones ocurren por la falta de información. “Muy poca gente se conoce de antes y realmente sientes que estás solo ante la empresa. No sabes qué convenio se te aplica, ni cuánto debes cobrar por horas, ni qué derechos tienes”.
Muchos sindicatos llevan varios años persiguiendo las irregularidades de estos festivales: “Es un problema porque muchos de estos festivales son de titularidad pública y cuentan con respaldo institucional. Lo mínino que se les puede pedir es que fiscalicen cómo funcionan”, explica David Aristegui, portavoz musical del sindicato CNT.
Ante las quejas de los trabajadores y trabajadoras, que vienen denunciando desde el pasado Sònar de Barcelona, la Asociación de Festivales de Música (FMA) ha intentado defenderse. Esta asociación está promovida por algunos de los festivales más representativos del panorama nacional, ha lanzado un comunicado firmado por Bilbao BBK Live, Sónar, FIB, Azkena Rock, Barcelona Beach Festival, Cruilla, Rototom, Vida, Dcode, Mallorca Live, Bime, Donostia Festibala y Download.
Todos ellos han firmado un comunicado en el que muestran su situación de incertidumbre y atribuyen todos los males a las trabas burocráticas a las que, dicen, están sometidos. "A pesar de tratarse de eventos que llevan celebrándose más de 5 o 10 ediciones, cada año deben volver a superar los mismos trámites burocráticos que no respetan ni tienen en cuenta los plazos necesarios para montar y organizar este tipo de eventos", dice el comunicado.
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