España sacó su billete para los cuartos de final del Mundial ante Italia como se preveía, con altas dosis de sufrimiento y gracias al carácter y la defensa que le flaqueó en la primera fase y que este viernes sí sacó a relucir, por lo que luchará con la todopoderosa Serbia por la primera plaza del grupo (67-60). Pese a su mal inicio, el equipo español se recompuso gracias a la casta de Sergio Llull al final del primer cuarto, la intensidad atrás de todo el grupo, un enorme Juancho Hernangómez tras el descanso y los puntos de Ricky Rubio en el momento definitivo. De nuevo volvió a salir España atascada. Encadenó tres pérdidas consecutivas, falló sus primeros lanzamientos, recibió algún tapón, volvió a no tocar aro en algún triple y eso hizo que las sensaciones no fuesen las más adecuadas ante un rival que aprovechó su pájara y se dedicó a atacar fácil, con buenos porcentajes que le otorgaron las primeras ventajas de la tarde. Aunque sus compañeros buscaban a Marc Gasol permanentemente, no eran capaces de conectar con él en la pintura. El pívot catalán no podía imponer su mayor envergadura y, como Sergio Scariolo no lo veía nada claro, llamó a sus hombres al banquillo, preocupado por su baja producción ofensiva (5-15, min 6.30). A partir de ahí todo cambió bajo la batuta de un Sergio Llull eléctrico. El balear dirigió con criterio, anotó siete puntos claves para iniciar la rebelión y contagió su fe a unos compañeros que empezaron a creer en sus posibilidades. Las sensaciones empezaban a ser muy diferentes porque también hubo una sensible mejoría defensiva a base de mayor intensidad y concentración, lo que resultó clave para el despertar español. Un 7-0 a favor hizo que la batalla llegase equilibrada a su primera pausa (18-18, min 10). El segundo cuarto el guión se pareció más al previsto inicialmente por lo mucho que había en juego. El intercambio de golpes se tradujo en ataques intensos y marcadores igualados durante esos diez minutos, aunque con España peleando por cada rebote y subiendo una velocidad atrás para frenar a los de Meo Sacchetti. Fue Rudy Fernández el encargado de dar, catorce minutos después, la primera ventaja a los suyos con un lejano triple, al que siguió otro de Pau Ribas desde la misma posición. España se acercaba a su mejor versión del campeonato a pesar de que Marc Gasol tenía su mejor tarde. Con un solo punto de ventaja se fue Italia a los vestuarios (30-31, min 20). En España, su defensa colectiva suponía su mejor noticia y solo faltaba meter en el guión a Gasol, que terminó la primera parte sin anotar y con dos rebotes como único bagaje en el día que parecía que superaría a los interiores italianos. Siete puntos consecutivos de Juancho prolongaron el buen momento de España tras la vuelta al parqué y, aunque algunas decisiones arbitrales muy discutidas le costaron la segunda técnica en contra, supo mantenerse por delante ante una Italia que no veía aro con facilidad y en la que solo aportaba Luigi Datome. Juancho siguió acaparando protagonismo en ataque y su equipo lo agradeció. Pudo abrir brecha en el marcador pero los transalpinos no se despegaban fácilmente y lograron meterse de nuevo con un parcial de 4-10 que devolvió la incertidumbre al Sports Center de Wuhan. (50-48, min 30). Nada se movió en los primeros ataques del cuarto definitivo. Solo se vieron una canasta de Marco Belinelli y un tiro libre de Alessandro Gentile en los tres primeros minutos y Scariolo decidió devolver a Juancho y a Ricky Rubio a la cancha. Con el partido en un puño, lo aros se cegaron. España se pasó casi siete minutos sin sumar canastas en juego y con cuatro tiros libres como único botín, lo que encendió las alarmas en su banquillo, que paró el partido con un incierto 52-53 en contra tras un triple del NBA Danilo Gallinari. Un mate de Víctor Claver acabó con la agonía y Ricky empató a 56 poco después. España no se descompuso y supo jugar sus bazas hasta que, en su única canasta del partido, Marc Gasol selló el triunfo que da el billete para los cuartos. El domingo espera Serbia, favorita a todo, en la antesala de los cuartos. España ya está donde quería y con unas sensaciones muy distintas a las que se trajo de Cantón.