Internacional

'Dawla', El terrorismo de Daesh puesto en su sitio

El periodista italiano Gabriele del Grande ha entrevistado a decenas de personas vinculadas con este grupo para su obra 'Dawla'

El autor fue arrestado en la frontera entre Turquía y Siria y pasó dos semanas en un centro de detención / Imagen proporcionada por la editorial

Madrid

Les diremos de entrada lo mejor que tiene ‘Dawla’, la obra del periodista italiano Gabriele del Grande sobre la guerra de Siria y Daesh: que pueden leer como si fuera una novela sus 700 páginas cargadas de información de primera mano. Y eso es un gran mérito de este reportero, que ha trabajado cientos de documentos con transcripciones de 70 entrevistas, obras especializadas, videos y mensajes en redes sociales. Ha ordenado toda esa ingente documentación para que como lectores, con poco esfuerzo casi podamos poner en su lugar lo que ha pasado en esa parte del mundo desde 2011.

O más, porque ‘Dawla’ hunde las raíces del problema de lo que denomina salafismo-yihadista armado en la represión política iniciada en los 60 y 70, en el movimiento de los muyahidin propiciado desde Arabia Saudí o Estados Unidos hacia Afganistán en los 80, la ocupación de Irak en 2003 y sobretodo el levantamiento popular contra las dictaduras árabes en 2011.

“Es verdad que se puede leer como una novela, cuenta Gabriele a La SER, pero todo es real. El libro tiene dos aspectos, la historia y memoria de sus protagonistas, pero también la geopolítica, con la injerencia extranjera, porque no quería que fuera una obra intimista”. A través de las historias de seis personajes que formaron parte de Daesh (el autor prefiere la fórmula ‘al Dawla’, que en árabe significa El Estado), desgrana la transformación de un movimiento político de emancipación en un conflicto armado, y los elementos que actuaron sobre gente de diferente origen social para llevarles a entrar en este grupo y acabar participando de sus atrocidades.

Frente a visiones simplistas, casi costumbristas sobre Siria, del Grande sólo entiende ‘al Dawla’ como una realidad fruto de la política, la sociedad, la cultura, la religión, y la economía. Por ejemplo la obra se abre con la historia de un detenido en los 2000, en los días de la ‘Primavera de Damasco’ en la cárcel política de Sednaya, cerca de la capital, que cuenta no sólo el horror que sufrió allí bajo las torturas, sino cómo se va construyendo el monstruo que más tarde desembocaría en las milicias radicales, de las que Daesh es sólo la peor de ellas. “Las técnicas de tortura del régimen son las mismas que luego ves en las prisiones de ‘Estado Islámico’ dice el autor- es un ciclo de violencia que lleva a otra violencia, de sangre que lleva a sangre”.

La violencia es el hilo conductor básico de todas las historias: un poder, sea de dictadura, monarquía o ‘al Dawla’, que tiene una única herramienta para relacionarse con la sociedad que domina, y es la violencia. Por eso las interpretaciones sobre quién es más cruel en esta macedonia de crueldad aportan muy poco a comprender Siria o Irak. El corrupto, el violento, el carente de cualquier principio ético triunfa, como vemos en la galería de personajes que pasan de ser contrabandistas y chivatos de al Assad a ser contrabandistas y chivatos de al Baghdadi. O los que torturaron como exmilitares en el Irak de Saddam y torturan de nuevo en el territorio de Daesh. Del Grande incide en ese aspecto oscuro -aún más oscuro!- de Daesh: “intento explicar que detrás de la ideología y la propaganda está este aspecto de los servicios secretos de ‘Estado Islámico’, de gestión del poder dentro de la organización, que se mezcla con la mafia, con las relaciones con otros servicios secretos, y que no es el Daesh de al Baghdadi”.

‘Dawla’ apenas toca los aspectos de la presencia de este grupo fuera de Siria, o su relación con movimientos locales en África, Asia y Europa. Pero sí sobre cómo gente y gobiernos de todos esos rincones influyen en lo que pasa en el territorio controlado por Daesh en Irak y Siria. Porque ‘Dawla’ es sobretodo una obra sobre un lugar y un tiempo concretos, que a diferencia de tanta literatura orientalista sobre al Qaeda y Daesh seguirá teniendo valor dentro de años.

Del Grande encuentra el gran peligro en “el resentimiento de quienes han perdido”, esos miles de hijos de esta guerra que han crecido indoctrinándose en que la democracia y los infieles son el enemigo, y que ahora están “sometidos y oprimidos por el poder de los vencedores”. ¿Hay que ser generoso con quienes han matado y torturado entonces? No, dice rotundo el autor. Pero hay que dar una oportunidad a la democracia. “Había un movimiento democrático y ha sido matado, entre la represión del régimen y de ‘Estado Islámico’. La mayoría de la sociedad está preparada para el cambio. El régimen y su mafia, no. Lo que pasó después no es fruto del determinismo orientalista, sino resultado de una sucia política de guerra y de interferencias internacionales en estos países”.

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Gabriele del Grande, 2019. Dawla, Madrid. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo 

 
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