Vivir con Alzheimer
Yoya tiene 67 años, dos hijos y cuatro nietos, ocho años después del diagnóstico sigue siendo independiente, vive sola, cocina y acude a diario a su escuela particular el Alzheimer Centro Educacional.
Barcelona
“Lo que más me gusta son las matemáticas, te hacen calcular y fijar la cabeza porque con el Alzheimer se te acaba yendo la cabeza”. Es la respuesta de Yoya cuando le preguntamos por su clase favorita en ACE el centro de Barcelona donde asiste todos los días para seguir su rutina, su entrenamiento, su particular lucha contra una enfermedad que le fue diagnosticada cuando aún no había cumplido los 60.
Yoya nos cuenta que fue su hijo, Pepo, el primero en darse cuenta de que estaba pasando algo. “Mama, háztelo mirar que a tí algo te pasa, hazme caso. Y pensé, vale. Fui al neurólogo y entonces es cuando me hicieron el TAC y ahí vieron que sí, que tenía Alzheimer”. Han pasado ocho años y sigue viviendo sola en su piso porque le gusta, porque siempre ha valorado su independencia y porque sabiendo que su cabeza va perdiendo facultades ha desarrollado trucos y utiliza herramientas para no olvidar. “Si entras me casa fliparías porque hay una parte de la pared, frente al sofá, llena de papeles con escritos, mensajes donde apunto lo que tengo que hacer, las citas, las visitas, todo”.
El día a día de una persona con Alzheimer
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Pese a ser tan joven cuando recibió el diagnóstico, no le pilló por sorpresa porque una de sus abuelas tuvo Alzheimer y su madre era mujer de muchos despistes aunque nunca llegó a ir al neurólogo. “Recuerdo, nos dice, que ya me iba reconociendo en mis familiares antes de que mi hijo me dijera nada”. Yoya nos cuenta que sigue cocinando y que le quedan especialmente bien los potajitos y la bechamel de langostinos congelados. Y hablamos de música porque ha participado en un coro cantando La Traviata pero lo que ahora le gusta son "los bongos, el ritmo de los bongos se me mete dentro y me ponen los pelos de punta". Antes de despedirnos le pregunto por el avance de la enfermedad y dice que “la había mantenido a raya hasta este año pero ahora se me empiezan a encasquillar un poco las palabras".