Chirac, el gran seductor
El expresidente de Francia entre 1995 y 2007 ha fallecido en su domicilio de París a los 86 años
Madrid
El expresidente francés Jacques Chirac ha fallecido a los 86 años en su domicilio de París. Chirac presidió Francia entre 1995 y 2007, momento en el que el país entró en la moneda única europea y abolió el servicio militar obligatorio. También redujo el mandato presidencial de siete a cinco años y se opuso a la invasión de Irak liderada por Estados Unidos.
Retirado de la vida política desde hace tiempo, fue una figura clave de la historia reciente de Francia. Combatió la ultraderecha más reaccionaria de Jean-Marie Le Pen, padre de Marine Le Pen y fue el gran abanderado europeo del no a la guerra. Por otra parte fue posiblemente el principal impulsor de la frustrada constitución para Europa.
Chirac, el seductor
Chirac era un seductor en el trato directo. Le encantaba contar "chistes" y anécdotas, pero también era implacable con sus enemigos: sus maldades y comentarios quedaron inmortalizados en “El libro rojo de Chirac” que editó el semanario satírico Le Canard Echainnée.
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El rival que más le dolió fue Nicolas Sarkozy, quien le traicionó después de haber crecido a su sombra tras entrar en la intimidad de la familia Chirac de la mano de su hija Claude: mano derecha de un clan familiar dirigido por Bernadette Chodron de Courcelles, la noble de provincias -con la que se hablaba de usted en la intimidad-, que le facilitó el dinero y el prestigio necesarios para entrar en política.
Esa relación con la "Francia profunda" se visualizaba cada año en el Salón de la Agricultura de París, donde comía y bebía los productos que le ofrecían los paisanos y donde adquirió la fama de tener buen saque y de ser el político francés que mejor palpaba los culos de las vacas. Lo hacía cada año en el Salón de la Agricultura de París por el que pasaban todos los políticos que aspiraban llegar a la presidencia de la República.
Él llegó tarde: en 1995, después de haber tenido que tragar como primer ministro de dos de sus rivales: Valerie Giscard D'Estaing y François Mitterrand. Con este último inventó la "cohabitación" que luego él sufrió con Lionel Jospin como jefe del gobierno.
Precisamente, su habilidad política se encumbró en una carambola: la eliminación del socialista Jospin por el ultra Le Pen en la primera vuelta de las presidenciales de 2002, forzó a la izquierda a votar por él en la segunda vuelta con la pinza en la nariz.
Chirac conectaba con el francés medio en la idea de la “granduer” de Francia como nación referente en el planeta y en su amor al “terruño”, a la tierra de sus antepasados. Era capaz de tocar culos de vaca y, al tiempo, enviar a uno de sus más fieles vasallos, Dominique de Villepin, a oponerse a la guerra de Irak que quería Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
No era un pacifista, pero se convirtió en su símbolo. Sucedió lo mismo con los ensayos nucleares en la Polinesia francesa: el fue quien los impulsó al frente del gobierno y luego quien los suprimió por simulaciones al poco de llegar al Palacio Elíseo.
Su estancia en otro palacio, el Hotel de Ville, como alcalde de París le atrapó al final de su vida política: los “chanchullos” financieros y políticos que llevó a cabo como alcalde de París le supusieron una condena por malversación de fondos. Un duro golpe que le llevó a apartarse de la vida política y escribir sus memorias. Aquejado de cierta sordera, se retiró aquejado de una enfermedad que le ha llevado a la muerte.