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Los socialistas ganan sin mayoría en Portugal y la ultraderecha irrumpe en el parlamento

El país vecino pierde su estatus como el único del sur de Europa sin la extrema derecha en su órgano legislativo

El Partido Socialista gana las elecciones en Portugal

El Partido Socialista gana las elecciones en Portugal. / ATLAS

Lisboa

El Partido Socialista del primer ministro António Costa ha ganado las elecciones nacionales en Portugal, donde se ha convertido en la fuerza política más votada al hacerse con el 36% de los votos en unos comicios marcados por una tasa de abstención récord del 49,37%. Aunque los socialistas han triunfado, no han conseguido alcanzar la mayoría absoluta que tanto deseaban, y tendrán que pactar para gobernar durante la próxima legislatura.

Ignacio Molina, investigador del Instituto Elcano: "La victoria socialista en Portugal refuerza su posición"

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Tal y como pronosticaban los sondeos, la derecha lusa ha sufrido una derrota histórica, con el Partido Social Demócrata (PSD) obteniendo uno de sus peores resultados de siempre y el conservador Centro Democrático Social (CDS) pasando de controlar 18 escaños a contar con apenas 5 diputados en la próxima legislatura. Entretanto, el Bloque de Izquierda (BI) se consolida como tercera fuerza política del país vecino y el Partido Comunista Portugués (PCP) ha conseguido resistir el avance de los socialistas –que sedujeron gran parte de su electorado en las municipales de 2017– y preservar 12 de sus 17 diputados.

La gran sorpresa de la jornada ha llegado pasada la medianoche, al publicarse los resultados finales que dieron un diputado a Chega, el partido ultraderechista que muchos ya califican como el Vox portugués. La formación ultra aboga por la introducción de la pena de prisión permanente para los crímenes graves, la castración química de pedófilos, la reducción del número de diputados, la abolición del cargo de primer ministro y la extinción del Ministerio de Educación. Con la irrupción del partido en la Asamblea de la República Portugal pierde su estatus como único país del sur de Europa sin la extrema derecha en sus órganos legislativos.

El líder de la ultraderecha portuguesa Chega, Andre Ventura. / ANTONIO COTRIM

Los resultados finales también confirmaron la conquista de un escaño por parte de la formación Iniciativa Liberal, y otro por parte del partido eco socialista Livre, cuya cabeza de lista, Joacine Moreira, será la primera diputada afrodescendente de la historia de Portugal. En declaraciones a la prensa la política, natural de la excolonia lusa de Guinea Bissau, ha prometido dar voz a los antifascistas del país vecino y hacer todo en su poder para contrarrestar la presencia de Chega en el hemiciclo.

Opciones de Gobierno

El primer ministro Costa hizo todo en su poder para intentar alcanzar la mayoría absoluta y poder gobernar por libre durante la próxima legislatura. Al final no ha llegado a esa meta, y como descarta formar un Gobierno de coalición, lo previsto es que el socialista vuelva a encabezar un Ejecutivo minoritario que necesitará de apoyo parlamentar para hacer avanzar su programa político. De momento no se habla de resucitar la famosa geringonça –la alianza formal de la izquierda–, pero sí se contemplan entendimientos entre las distintas fuerzas políticas.

El Bloque de Izquierda se muestra dispuesto a apoyar a los socialistas a través de un acuerdo formal como el que ambos partidos firmaron para sellar su alianza hace cuatro años, o de manera puntual, negociando los Presupuestos Generales de año en año. A cambio de ese apoyo, Catarina Martins, la coordinadora de la formación, exige que se repongan las vacaciones y las compensaciones por despido limitadas por la última reforma laboral; el aumento de la financiación del Servicio Nacional de Salud; la renacionalización de la empresa nacional de Correos, que fue privatizada en 2011; y una nueva estrategia nacional para luchar contra el cambio climático.

Los comunistas lusos también aceptan apoyar al próximo Ejecutivo de Costa desde el Parlamento, pero a cambio de ese soporte exigen que el salario mínimo pase de los 600 euros actuales a ser de 850 euros mensuales; un aumento general de las pensiones; guarderías gratuitas hasta los tres años de edad; y que el 1% del PIB sea destinado a la cultura y la protección de la naturaleza.

En los próximos días se verá cuál de los hasta ahora aliados se convierte en el socio principal del primer ministro socialista durante su segundo mandato.

 
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