"Mi cara estaba desfigurada": el desgarrador testimonio de un jugador de la ACB
El exjugador de baloncesto Iñaki Zubizarreta conciencia sobre el acoso escolar explicando su propia experiencia
Iñaki Zubizarreta, exjugador de baloncesto de la liga ACB, ha compartido su dura experiencia con el acoso escolar. "Me reventaron la cabeza y la cara a patadas", explica en una charla para concienciar a los más pequeños sobre el bullying.
El exjugador, activo durante más de diez años en distintos equipos, relata su experiencia en un reportaje de El Intermedio de La Sexta. Su infierno con el bullying comenzó debido a su altura: con once años ya medía 2'07 metros. "Me perseguían por el colegio, me escupían, me tiraban los libros, me insultaban, 'a ver si te suicidas', 'muérete'".
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"Para ir al colegio te tienes que armar de valor y encontrar una motivación para enfrentarte a tus miedos: esa gente que se ríe pegándote, humillándote, excluyéndote... a veces no hace falta poner la mano encima", narra.
El pívot también explica que también su tutora, lejos de ayudarle, le humillaba en clase. "Teniendo a la tutora en contra, pensaba que los profesores no me iban a hacer caso. Me decía que no tenía tiempo para contestar a un bobo que no le iba a entender. Enseñaba mis suspensos delante de la clase", relata.
Zubizarreta narra ante los niños una de sus peores experiencias: una paliza que sufrió que acabó con él en el hospital. "Me reventaron la cabeza y la cara a patadas. Me desperté en la UVI, había estado en coma. Mi cara estaba desfigurada, no se me reconocía".
"Otro día me llevaron al baño y me metieron la cabeza dentro de la taza del váter. Hasta que no me entró la mierda por la boca no pararon, después empecé a vomitar", relata.
"Me despedí de mis padres y mi hermano"
El exjugador, que actualmente imparte charlas en los colegios para concienciar, explica que fue en ese momento cuando se replanteó el suicidio y fue al acantilado de Galea (Vizcaya).
"Al niño lo rompieron. Me despedí de mis padres, me despedí de mi hermano y me fui a la Galea. 'Me tiro, no me tiro, ¿qué hago?'. Estando ahí me hice una promesa: jamás iba a permitir que nadie me humillase ni me dejase pasarlo mal. Y que no iba a permitir que nadie lo pasase mal si yo lo estaba viendo", es la conclusión que plantea Zubizarreta ante los estudiantes.
"Me aferré a la vida gracias a mi hermano. Luego apareció en mi vida el baloncesto: entrené, me superé a mí mismo. Ver que servía para algo y que había cosas que servían para algo. El baloncesto me salvó la vida", explica.