El 'Paciente Lisboeta': el hombre centenario que llegó a ser la persona con VIH más longeva del mundo
El caso del anciano demuestra que se puede alcanzar la vejez extrema con la enfermedad
Lisboa
El pasado mes de octubre murió un anciano en Lisboa. Su fallecimiento no sería notable entre los de tantas otras personas mayores de la capital portuguesa –la más envejecida de Europa– si no fuera por un factor singular: con los 100 años recién cumplidos, era la persona con VIH más longeva del mundo.
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El hombre –conocido apenas como el ‘Paciente Lisboeta’, ya que siempre quiso mantener su anonimidad– fue diagnosticado en 2004, cuando tenía 86 años. Acudió a su centro de salud local sufriendo de unas variaciones raras de colitis y linfoma, y durante un análisis rutinario de su sangre se descubrió que era portador del VIH. Él no tenía idea de que era seropositivo, ni conseguía determinar cuándo contrajo la infección, pero sus médicos estimaron que la transmisión había ocurrido entre 10 y 20 años antes, en un encuentro con una trabajadora sexual.
Cuando la infección fue diagnosticada el recuento de CD4 –los glóbulos blancos que combaten las infecciones– del hombre era bajísimo, algo que indicaba que había desarrollado el SIDA, la fase terminal de la enfermedad. Su cuadro clínico era extremamente delicado, pero tras someterle a varias rondas de quimioterapia, el equipo médico del anciano le recetó una combinación de retrovirales que, pese a ser extremamente agresivos, dieron resultados mucho mejores de los que esperaban. El hombre se recuperó y pasó a tener una carga viral indetectable, lo que implicó que su infección dejó de ser transmisible.
Hasta su muerte por causas naturales el mes pasado, el ‘Paciente Lisboeta’ vivió como cualquier otro anciano en buen estado de salud, circulando con total independencia por las calles de la capital portuguesa. Su caso se convirtió en un motivo de estudio internacional para los investigadores de la infección, quienes intentan anticipar los desafíos a los que se pueden enfrentar las primeras generaciones de personas con VIH que alcanzan la viejez extrema. Y es que, gracias a los antiretrovirales, la infección que ha sido mortal para millones de personas ha pasado a ser una enfermedad crónica con la que se puede vivir con cierta normalidad.
Interés internacional
Giovanni Guaraldi, doctor de Enfermedades Infecciosas en la Universidad de Módena y Reggio Emilia, ha dedicado varios años a seguir e investigar el caso del ‘Paciente Lisboeta’, y señala que se trata de un ejemplo clave de que “las personas con VIH pueden alcanzar los 100 años de edad como cualquier otra persona”.
“Incluso habiendo vivido con la enfermedad durante varias décadas, incluso habiendo llegado a la fase terminal, este hombre estaba en un perfecto estado de salud para una persona de su edad. Ser seropositivo no impide que una persona tenga una larga vida”.
Guaraldi señala que el anciano tenía más de 65 años cuando contrajo la infección, algo importante de destacar ya que no se tiende a pensar que esa franja etaria de la población está en riesgo.
“Los ancianos tienen sexo al igual que todo el mundo, y en los últimos años han aumentado el número de diagnósticos de personas en ese grupo, en parte porque suelen. Tenemos que hacer más para sensibilizar a este grupo, y a sus médicos, que muy frecuentemente ni contemplan esa posibilidad”.
El especialista afirma que es importante realizar campañas para educar a las personas de la tercera edad sobre la Profilaxis Pre-exposición (PrEP), que previenen el contagio del virus, medicamento que se vende en España desde 2016 y que está financiada por la sanidad pública desde el pasado 1 de noviembre. Guarardi también subraya la importancia de diagnosticar a los portadores del VIH cuanto antes, no sólo para evitar que avancen hacia la fase terminal de la infección, sino también para evitar que se la trasmiten a otras parejas sexuales.
“Hoy en día no hay excusa para no realizar la prueba, especialmente porque el diagnóstico ya no es una condena de muerte: tal y como demuestra el caso de este paciente, la medicación existente hace posible vivir con total normalidad. Además, actualmente se puede comprar el test del VIH en las farmacias, incluso a través de amazon.com. Todas las personas que tienen relaciones sexuales deberían realizarse la prueba de manera habitual”.
Si bien el caso del ‘Paciente Lisboeta’ es inusual –“tal y como son los casos de cualquier persona centenaria”–, Guarardi afirma que, a través de este hombre y otros como él, la comunidad médica ha podido observar el efecto de los antiretrovirales en los ancianos, y comprobado que son compatibles con los medicamentos habitualmente consumidos por personas de edades tan avanzadas.
“La condición inmunológica del VIH replica los efectos de la vejez; es una infección que te hace envejecer más rápidamente. Sin embargo, los antiretrovirales modernos frenan ese proceso, y en el caso del Paciente Lisboeta tenemos un ejemplo de ello. El caso es tan prometedor que estamos investigando si los efectos positivos de los antiretrovirales pueden frenar el envejecimiento de personas que padecen otras enfermedades crónicas como el Parkinson o el diabetes”.