"Necesitamos cambiar ya la forma en la que producimos los alimentos"
El Director de Clima y Medio Ambiente de la FAO, Zitouni Ould-Dada, asegura que "no podemos seguir extrayendo recursos de la naturaleza hasta que no quede nada"
La agricultura utiliza el 70% del agua y contribuye con más del 30% a las emisiones de gases de efecto invernadero. "La forma en la que producimos tiene un coste muy alto, tanto para la economía, como para el medio ambiente"
Madrid
La forma en la que producimos los alimentos que consumimos no es sostenible. Los científicos lo han advertido ya en numerosas ocasiones. El pasado mes de agosto, el IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, presentó un informe precisamente sobre esto. Presentaban, entonces, la agricultura "como causante y como solución" del cambio climático.
Causante, porque es responsable de buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Ocupa, además, el 40% del suelo y utiliza el 70% del agua. Provoca deforestación y pérdida de biodiversidad. Además, las grandes plantaciones y los monocultivos tienden a que cada vez produzcamos más alimentos, muchos más de los que necesitamos, por lo que acaban, luego, desperdiciados.
Pero la agricultura también puede plantearse como una solución, como un mitigador del impacto de los efectos del cambio climático. Hay que aprovechar, decían los expertos, la capacidad que tiene el suelo de absorber y almacenar dióxido de carbono, además de tender a utilizar menos tierra y hacerlo de manera más eficiente. "La gestión sostenible de los recursos de la tierra puede ayudar a luchar contra el cambio climático", apuntaban en ese informe. Además, la agricultura es también víctima de los efectos del clima extremo. "La tierra ya se encuentra sujeta a una presión creciente del ser humano, que el cambio climático acentúa".
En la Cumbre del Clima que se está celebrando estos días en Madrid la agricultura ha sido uno de los temas centrales. Y entre los participantes, el Director de Clima y Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Zitouni Ould-Dada. Ould-Dada asegura que "tenemos que cambiar ya la forma en la producimos los alimentos que consumimos porque la situación es insostenible".
La agricultura se plantea, según los expertos, como causa y también como posible mitigador del cambio climático. ¿Cómo se ve afectada la agricultura por el cambio climático?
La agricultura es uno de los sectores más vulnerables para el cambio climático. Depende la viabilidad del clima, así que obviamente si las condiciones no son las adecuadas, no se pueden cultivar alimentos. Y hay lugares que dependen completamente de eso. Hay zonas en las que dependen de las lluvias y si hay sequía, pues eso va a afectar claramente a la producción de alimentos y a la seguridad alimentaria. Eso, claro, tiene un efecto en la pobreza y en la situación económica y social de una determinada zona.
Pero sí, tanto la agricultura afecta al clima, como el clima a la agricultura. Los procesos agrícolas contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo tanto, también contribuye a cambiar el clima. Pero, de otro lado, ofrece soluciones para combatir el cambio climático. Particularmente, a través de cultivos que permiten almacenar dióxido de carbono. Si se mezcla la silvicultura con la agricultura, es decir, la agrosilvicultura, se pueden producir productos como madera, fruta a la vez que se almacena carbono en los árboles o en la tierra.
Hay quienes hablan de la importancia de la permacultura, de alejarnos de los monocultivos y tender a lo contrario. Pero con grandes empresas construyendo enormes plantaciones de monocultivos... ¿no vamos a peor?
Creo que necesitamos una mezcla de los dos modelos: los pequeños agricultores y las grandes granjas. La clave es estar seguros de que utilizamos los recursos de forma eficiente para estar seguros de que pensamos no solo en producir comida por producirla, si no producirla porque es buena para la alimentación, porque no destruye el medioambiente, no destruye la tierra, las reservas de agua, no produce deforestación... Esto es lo importante. Tender a ese tipo de prácticas, las que son buenas para el medioambiente.
¿Y cómo pueden convivir esas prácticas con el capitalismo y con el consumismo?
Es que necesitamos cambiar ya la forma en la que estamos produciendo los alimentos.... Lo necesitamos. No es sostenible. Es intenso y pone demasiada presión en el medioambiente. La agricultura utiliza el 70% del agua y contribuye con más del 30% a las emisiones de gases de efecto invernadero. Así que la forma en la que producimos nuestros alimentos tiene un coste muy alto. Tiene un coste muy alto no solo económicamente, también por lo que produce en el medioambiente y en nuestra salud.
Hay que arreglar todo el sistema alimentario, básicamente. Esa es la dirección a la que tenemos que dirigirnos... Ya empezamos a ver pequeños cambios... Pero tiene que empezar a pasar a una escala mucho más grande.
¿Cómo se puede cambiar?
Pues asegurándonos de que todos somos conscientes de las consecuencias que tiene esto. Estamos produciendo comida a un coste muy alto y tenemos que replantearnos si esa es la dirección en la que queremos seguir. La respuesta, evidentemente, es que no.
Tanto los productores, como los consumidores, que también somos culpables, tenemos que replantearnos la forma en la que producimos alimentos y el impacto que eso tiene. Y para eso tenemos que ser responsables... No comprar comida solo para alimentarnos, si no comprarla de una forma de una forma responsable y producirla de forma responsable. Y esto tiene que ser transversal.
Tenemos que respetar la naturaleza, porque es lo que nos permite sobrevivir y alimentarnos. No podemos continuar extrayendo recursos de la naturaleza de la forma en la que lo hacemos... hasta que no quede nada. Eso está en el corazón del cambio que tenemos que llevar a cabo.
Y en eso es fundamental la educación, ¿no?
Sin duda. Y en particular entre los jóvenes. Sabemos que los jóvenes tienen ahora una relación muy estrecha con la tecnología y con la innovación y eso puede ayudar a modernizar la agricultura, ayudar a hacer las cosas de otra manera. Necesitamos una nueva forma de agricultura, que respete las barreras del medioambiente, que respete los límites de los recursos que tenemos.
¿Hay ya ejemplos prácticos de agricultores o plantaciones que hayan adoptado técnicas para adaptarse a los efectos del cambio climático y haya sido un éxito?
Sí... Hay al menos dos ejemplos concretos. Uno en áreas que sufren sequías, donde los investigadores han conseguido desarrollar nuevas variedades de cultivos resistentes a eso, a las sequías. Cultivos que necesitan menos agua para crecer. Y otro ejemplo está en las áreas costeras, donde la salinidad afecta mucho a la agricultura. Allí se han desarrollado cultivos para crecer en zonas en las que hay mucha sal.
¿Vamos a ser capaces de satisfacer la demanda de alimentos de una población que crece cada vez más sin destrozar la biodiversidad o sin provocar más deforestación?
Si realmente queremos, podemos. Ahora mismo estamos produciendo mucha más comida de la que necesitamos. Tenemos suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Tampoco necesitamos más tierras, podemos utilizar las que utilizamos ahora para alimentar a todo el mundo. Lo que necesitamos es ser más eficientes y más sostenibles en la forma en la que producimos.
No hay que cortar más árboles, no hay que provocar más deforestación... Solo tenemos que ser más eficientes. Ese es el punto crítico que hay que entender. Porque ahora no lo somos. No somos eficientes en el uso de la tierra, del agua o incluso de los fertilizantes. Tenemos que replantearnos cuánta comida queremos que esté disponible y cómo la estamos produciendo.
¿Qué papel tienen en esto los pequeños agricultores? Mencionabas que eran como los "guardianes de la tierra"...
Sí, lo son. Porque tienen los conocimientos y saben cómo proteger su territorio, cómo gestionarlo. Así que son los mejores protectores, por eso es muy importante que los empoderemos para que sean capaces de continuar cuidando la tierra en esta etapa tan cambiante.
El papel de los agricultores familiares es fundamental para luchar contra el cambio climático, porque son responsables de producir alrededor del 80% de la comida que está disponible. Es muy importante que tengan el apoyo y la capacidad para asegurarnos de que sean capaces de adaptarse al cambio climático y capaces, también, de mantenerse resilientes al impacto del cambio climático que vemos ahora.
Ellos tienen los conocimientos y la información para actuar cuando hay sequías o inundaciones... Y deben tener también la tecnología y las herramientas para poder adaptarse al impacto del cambio climático.
Hacías referencia también a la necesidad de fortalecer el papel de la mujer entre esos agricultores familiares...
Es un problema muy gordo, porque la mayoría de las mujeres no tienen acceso a tierras, no tienen propiedades, no se les permite tomar decisiones. Ni siquiera sobre cómo gestionar la tierra. Tienen el conocimiento y son, al final, las que hacen la mayor parte del trabajo. Tenemos que ser conscientes del problema y empoderar a las mujeres para que tengan el hueco que tienen que tener en la agricultura y para que se involucren en la toma de decisiones.
Sara Selva Ortiz
Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...