Soy radioaficionado, emito desde casa y para el mundo entero
España cuenta con 31.000 licencias de radioaficionado. Esta práctica casi centenaria ha aumentado en las semanas de confinamiento
Madrid
El estado de alarma por la pandemia de coronavirus y el confinamiento obligado ha hecho que los radioaficionados enciendan sus aparatos de forma más habitual e incluso, haya despertado el interés de muchos.
Desde casa para el mundo entero
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La Dirección General de Telecomunicaciones es la encargada de otorgar la licencia y, por tanto, el permiso para poder emitir desde tu propia casa. "Es una ventana al mundo. Podemos dar la vuelta al mundo en menos de 130 milisegundos". Pedro es el presidente de la Unión de Radiodifusión Española, una asociación civil con ámbito en todo el Estado, que fue fundada el 1 de abril de 1.949, si bien su verdadera fundación data de 1.925, año en el que se funda en París la International Radio Amateur Union. La Guerra Civil y la Guerra Mundial frenaron esta actividad incipiente, aunque muchos siguieron utilizando sus emisoras en la clandestinidad. Tras este parón, se regularizó la situación, permitiendo de nuevo la actividad y pasan a denominarse radioaficionados.
La imagen clásica del radioaficionado en una habitación, con su radio y sus cables, está más presente que nunca estos días en los que no nos queda más remedio que estar en casa. "Estos días escucho a muchas abuelas hablar con sus nietos, seguramente porque no estarán en la misma casa pero sí cerca (en un radio de 40 metros). Es bonito explicarles en qué consiste esta afición y cuál es su magia, algo que nunca tendrá el teléfono", dice Pedro.
El radioaficionado habla, pero especialmente escucha. "Estos días es fácil disfrutar de la afición, porque no es necesario que salgamos de casa. Nunca sabes quién te puede contestar, incluso se puede llegar a hablar con la Estación Espacial cuando pasa por encima de nosotros. Los astronautas, todos, son radioaficionados".
A Pedro esta afición le viene desde pequeño. "Me llamaba la atención esa voz que salía de una cajita negra y con la que podía hablar e interactuar". Una forma de tener amigos en cualquier parte del mundo. Estos días los mensajes son de ánimo, porque ya es demasiado tiempo sin poder salir con libertad. "Ahora tenemos más tiempo para disfrutar de esto y es que, además, hay que gastar las horas de alguna manera". Para Pedro ser radioaficionado es una forma de vida que no ha perdido su magia pese al paso del tiempo y al avance de las nuevas tecnologías.