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Coronavirus Covid-19

¿En qué punto real está España con los rebrotes? Así está la situación comparada con otros países

Europa abrió sus fronteras el 21 de junio. A partir de aquí, los expertos entendieron que la transmisión comunitaria estaba controlada como para los turistas del espacio Schengen pudieran moverse con relativa libertad. Ahora, los brotes siembran dudas sobre la situación epidemiológica, pero ¿cómo se está viviendo en los países de nuestro entorno?

En España, Lleida capital, varios municipios del Segriá, varias zonas de Barcelona y Zaragoza, así como cuatro comarcas aragonesas cercanas a Catalunya están experimentando limitaciones de movilidad y medidas de control epidémico

Imagen de las calles de Leicester, confinada por el coronavirus. / Getty Images

Madrid

Lo dijeron todos los expertos. Después de la primera ola se podía esperar una segunda igual de problemática o peor. De momento no podemos llamar "segunda ola" a la existencia de varios brotes activos en España y en Europa. Por mucho que preocupen. Se necesita una verdadera transmisión comunitaria o más bien intercomunitaria para que haya "descontrol" y se escape de los focos de las autoridades sanitarias.

Ahora parece que lo peor en España se concentra en Aragón y Catalunya donde sí hay transmisión comunitaria, según afirmó ayer Fernando Simón. La pregunta que nos hacemos con cientos de contagios diarios es ¿cómo están gestionando los brotes (si los hay) los países de nuestro entorno?

En general, las autoridades sanitarias coinciden en que el virus está más o menos contenido en todos los países de Europa occidental. De hecho, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades publicó hace varias semanas un mapa en tiempo real que indica con colores cuál es la distribución de casos por cada 100.000 habitantes en todas o casi todas las regiones europeas. Este es uno de los índices que se tiene en cuenta a la hora de decidir si se toman decisiones para controlar el movimiento y el normal desarrollo de la vida comunitaria. 

Casos en regiones europeas por cada 100.000 habitantes. / European Centre for Disease Prevention and Control

En este momento y según el mapa, son de relativa preocupación los casos registrados en dos regiones del centro de Inglaterra, la zona norte de Gales, el área metropolitana de la llamada Gran Lisboa, una zona del sur de Portugal, todo Luxemburgo; Navarra, Aragón y Cataluña en España y varias provincias de Suecia. En todos estos lugares se superan los 20 casos por cada 100.000 habitantes. Y los casos más graves son los que superan los 120 casos por cada 100.000 habitantes. Con todo, esto es solo uno de los factores a tener en cuenta para hablar de brote descontrolado y/o tomar medidas a nivel epidemiológico.

Reino Unido

Gran Bretaña es uno de los países más afectados por el coronavirus y con 45.000 muertes confirmadas es el que tiene el mayor número de fallecidos totales. Los contagios siguen creciendo a razón de varios centenares de nuevos casos diarios. Reino Unido tuvo un confinamiento perezoso, aupado en parte por Boris Johnson que era muy reacio a cerrar el país. Sin embargo, la desescalada comenzó muy pronto y continúa todavía. 

El 28 de mayo, Johnson anunció un plan de desescalada que no estuvo exento de críticas: la liga de fútbol nacional volvió el 17 de junio, los colegios abrieron ese mismo lunes 1 de junio y sitios donde la probabilidad de contagio era muy elevada, como los 'pubs', se abrieron el 4 de julio. 

Lo cierto es que las medidas adoptadas se parecen bastante a la llamada nueva normalidad española. El uso de mascarillas es obligatorio en el transporte público desde el 15 de junio mientras que existe una recomendación general en aquellos lugares donde no se pueda guardar la distancia de seguridad. La última medida adoptada por el gobierno de Johnson es establecer su uso obligatorio en tiendas a partir del 24 de julio, cosa que hasta entonces era solo una recomendación.

De momento, el brote que más ha preocupado a las autoridades británicas fue el de la ciudad de Leicester. Desde el 29 de junio la localidad permanece en un estricto confinamiento después de que se registrara lo que consideran un pico epidémico con 135 casos por cada 100.000 habitantes. Los datos desde entonces han mejorado y las autoridades se preparan para levantar algunas de las medidas que tomaron. Bares y restaurantes siguen cerrados y está prohibido realizar viajes innecesarios, así como reuniones de más de seis personas. Por otra parte, Gales experimentó un par de focos provenientes de empresas cárnicas, un patrón que se ha dado en otros países de Europa (sin ir más lejos España) que, en principio, ha sido resuelto con aislamiento de contactos y paralización de las actividades. 

Imagen de las calles de Leicester en pleno confinamiento. / Getty Images

El asesor científico del gobierno británico, Patrick Vallance, ha considerado que no deben abandonarse aún las reglas de restricción diseñadas para contener la pandemia, pese a que el Gobierno prosigue con su plan de desescalada.

El científico ha señalado que este país se encuentra ahora en un momento "en el que las medidas de distancia son importantes". El científico señaló también que el Reino Unido no solo debe preocuparse por evitar un segundo brote de coronavirus, sino por el hecho de que la ola actual aún no ha terminado. "Todo lo que hemos hecho ha sido reprimir la primera ola. Cuando se quiten los frenos, esperamos que regrese", vaticinó.

Francia

Nuestro vecino fronterizo también suma datos de contagios preocupantes a diario. Hoy, según la web 'Worldometers.info' han sido 534 nuevos positivos en un país con más de 200.000 casos totales y 30.000 muertos.

Las autoridades sanitarias detectaron a principios de julio más de 200 focos de contagio que, en principio, no se han descontrolado. De momento, solo genera cierta zozobra la región noroeste de Mayenne donde se ha localizado un posible brote significativo.

Aquí, desde ya, es obligatorio el uso de la mascarilla en espacios públicos cerrados y lo será en el resto del país a partir del 1 de agosto. Ya era obligatorio en el transporte público y en aquellos sitios donde no se pudiera mantener la distancia de seguridad. Por lo demás, no ha hecho falta confinar ninguna región ni localidad porque, en principio, está controlada la transmisión comunitaria. 

Oliver Verán, ministro de Sanidad francés, recomendó a todos los ciudadanos que se instalaran la aplicación 'StopCovid' para poder realizar más fácilmente los rastreos y controlar una posible transmisión, pero los resultados han sido bastante decepcionantes.

Italia

El país mediterráneo fue el primer gran foco de coronavirus de toda Europa. Las alarmas saltaron cuando, de la noche a la mañana, se detectaron cerca de mil casos en las regiones del norte. Desde aquellos fatídicos días de principios de marzo, la pandemia ha dejado más de 35.000 muertos y cerca de 250.000 casos, la mayoría concentrados en las regiones de Lombardía y el Piamonte. Con una desescalada muy parecida a la de España, Italia afronta un pequeño repunte de los casos sin mucha preocupación. 

El 15 de julio entraron en vigor las medidas para convivir con el virus, su particular nueva normalidad. Recoge las medidas habituales: mascarilla en espacios cerrados, distancia social y prohibido asistir a eventos masivos. Las autoridades sanitarias aseguran que "el virus sigue circulando en Italia", pero de forma reducida y con una gran prevalencia de casos asintomáticos. Sin embargo, puede servir como ejemplo de actuación contra los brotes lo que ocurrió hace unas semanas en el municipio de Mondragone, cerca de Nápoles. 

Después de realizar un testeo masivo en la localidad sureña, se detectaron 75 casos activos que obligaron a declarar zona roja a toda la zona. Como viene siendo habitual, el COVID-19 tuvo especial incidencia en la comunidad de migrantes, mano de obra barata que vive hacinada en pisos muy pequeños donde las posibilidades de confinamiento son limitadas.

El ejército italiano cerró la ciudad y varios edificios fueron puestos en cuarentena ante el enfado de la comunidad búlgara que no tuvo la suficiente información como para saber qué estaba ocurriendo. Se trata de un caso similar al de los temporeros de Lleida, muchos con escasas posibilidades de realizar un confinamiento efectivo y con tanta precariedad que les impide ausentarse de su "trabajo". Por lo demás, el país de la bota y el tacón tiene una incidencia de menos de 20 casos por cada 100.000 habitantes en todas las regiones, según la información del CDC. 

Portugal

El país vecino y hermano pasó de ser un ejemplo en la contención de la pandemia, con pocos casos y fallecimientos diarios, al caos en los primeros trazos de la desescalada en España y en Europa. A finales de junio solo Suecia, uno de los países con más incidencia por cada 100.000 habitantes por su tardío confinamiento, superaba a Portugal en este mismo índice. De hecho, aún hoy, según el CDC el área metropolitana de la Gran Lisboa concentra más de 120 casos por cada 100.000 habitantes. 

El 26 de junio, Antonio Costa decretó el confinamiento severo de 19 parroquias del área metropolitana de Lisboa sin afectar, en principio, a la capital por el aumento significativo de los contagios. Aquí no hubo flexibilizaciones, ni confinamientos parciales ni 'fases 2' flexibilizadas: la población debía permanecer en sus casas y solo podían salir a realizar aquellas actividades consideradas esenciales. Hoy, todavía hay partes de Lisboa que permanecen confinadas, aunque la disminución de los casos es positiva. 

El profesor de Epidemiología de la Universidad de Lisboa, Manuel Carmo, en declaraciones al diario 'El País' dio las claves del porqué del aumento tan exponencial de los casos: alta densidad de población en barrios donde no es posible teletrabajar y cuya población necesita usar el transporte público (colectivo y masivo) para ir al trabajo. Solo esta zona de Lisboa concentra el 80% de los nuevos casos en Portugal, un país que no ha tenido mucha incidencia: 47.000 casos totales y algo más de 1.600 muertos desde el principio de la pandemia. 

España vs Europa

Hagamos un repaso de lo que sucede en España. Hay 158 casos activos, según Fernando Simón. Dos comunidades autónomas que preocupan especialmente: Aragón y Catalunya. En Galicia, el cerco a la comarca de A Mariña se levantó dejando solo al municipio de Burela bajo cuarentena.

Por otro lado, la Generalitat ha recomendado a los ciudadanos de Barcelona y su área metropolitana que permanezcan en casa salvo para lo estrictamente necesario. Aún así, bares y restaurantes seguirán abiertos con una limitación de aforo del 50% y se recomienda de forma generalizada no ir a las playas. Es, en definitiva, un llamamiento a la autocuarentena sin que exista un instrumento legal coercitivo que lo ampare. De hecho, las comunidades ya reclaman amparo del Estado para poder extender una especie de "estados de alarma" a nivel local y regional. Otra cosa es Lleida y el Segriá donde a base de decreto y con dudas legales se ha limitado la movilidad y se ha procedido a restringir el normal discurrir de la vida. 

En Aragón, Huesca y Zaragoza han retrocedido a una suerte de fase 2 flexible donde, de nuevo, se recomienda limitar los movimientos y se reducen aforos. La apariencia general es que se están tomando medidas bajo un equilibrio jurídico muy complicado. 

En Europa, por la información recogida en este artículo, parece que van a una marcha inferior que en España, salvo excepciones. Si bien aquí la mayor parte de comunidades han establecido el uso obligatorio de mascarilla bajo cualquier circunstancia en lo que parece un "pecar" de prudentes, en los países analizados solo es obligatorio en espacios cerrados y transporte público. 

Por otro lado, la capacidad de testeo de países como Francia y Reino Unido es bastante potente y a la mínima que se detecta un número de casos por cada 100.000 habitantes que sea superior a lo "habitual" la solución siempre es confinar: confinar edificios, barrios y ciudades como Lisboa o Leicester. El estado de las autonomías podría suponer un obstáculo para tomar medidas rápidas y eficaces de control masivo de la población. Sanidad insiste en la coordinación con las regiones y en el establecimiento de varios niveles de riesgo: el peor es el de transmisión comunitaria no controlada que supone, como última consecuencia, un confinamiento generalizado. 

Los epidemiólogos y virólogos coinciden: la mejor arma para contener la transmisión es la distancia social. El uso obligatorio de la mascarilla bajo cualquier circunstancia es bien recibido. La viróloga Margarita del Val, por ejemplo, ha asegurado hoy en la Cadena SER que las medidas se deben "endurecer" ya que es muy difícil predecir qué brote se puede descontrolar. Por su parte, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha dicho que, aunque le preocupan los brotes, las medidas que están adoptando las comunidades autónomas son suficientes y descarta ir más allá salvo que se produzca una transmisión de comunidad a comunidad. 

Alejandro Becerra

Alejandro Becerra

Redactor de 'Hora 25' desde octubre de 2020. Previamente estuve en la web de la Cadena SER. Graduado...

 
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