Un experto del CSIC da la fórmula para frenar los rebrotes sin ir al "confinamiento general indiscriminado"
"La gente no es consciente de que estamos después de una Guerra Mundial, la devastación es enorme", advierte

Dos mujeres sentadas en el balcón de una vivienda en Barcelona. / Paco Freire/SOPA Images/LightRocket via Getty

Madrid
Antonio Figueras es doctor en Biología y uno de los investigadores con el currículum más extenso del CSIC, centro para el que trabaja. Desde su puesto, a finales de enero ya cuestionaba a quienes aseguraban que el coronavirus sería como una gripe.
Meses después y tras la primera oleada de contagios que ha dejado claro que la pandemia del nuevo virus poco tiene que ver con una gripe común, este experto gallego sigue repitiendo su premisa: hay que adelantarse a la enfermedad para poder arrinconarla y ganarle así ventaja. Para Figueras, que asegura en una entrevista para 'The Huffington Post' que en febrero ya pulsaba el botón del ascensor con el codo, esas serían las claves para evitar más transmisión comunitaria.
Lo mejor: "un confinamiento de precisión"
Ante los primeros rebrotes tras el fin del estado de alarma, el experto ya señaló que el país iba "mal no, lo siguiente". Estas fueron sus palabras el pasado 27 de junio a través de su cuenta de Twitter, tres semanas después sigue sin dar crédito ante la gestión del nuevo escenario.
Si algo conoce bien este doctor son los mecanismos a desplegar ante situaciones de crisis sociales pues además de su tarea habitual, fue miembro del Comité Científico Asesor para la Catástrofe del Prestige, por ello una observación rápida de la situación le bastó hace semanas para baticinar que no venía nada bueno y por ello, además, insiste en que la culpa de los brotes no la tiene la gente.
"Echarle la culpa de los rebrotes a gente como los temporeros es realmente cruel. ¿Quién va a recoger la fruta por 5 euros la hora al sol? Sin ellos muchas empresas hortofrutícolas podrían hasta casi desaparecer. Habría que arreglar sus condiciones", advierte.
El biólogo considera que el problema sigue siendo la escasez de personal como rastreadores así como un refuerzo del sector: "Si no tenemos una aplicación, la tarea de los rastreadores es muy difícil. Detectan de media tres contactos, cuando una persona podría tener 15 ó 20 si es extrovertido", señala sobre un proceso que califica como "lento y cansado" para los profesionales.
También se da otro factor por el que el método de rastreo, según Figueras, se complica: "Que haya gente que pueda tener miedo a dar sus contactos por si dan positivo y puedan perder su empleo en este momento. Por eso hay que pedir voluntarios, tirar de personal funcionario, etc".
La acumulación de nuevos positivos, que sigue disparándose en algunas regiones del país, nos devuelve según el biólogo a febrero, aunque ahora las condiciones ambientales, reconoce, "no son las mismas y, aunque la carga viral sea parecida (a entonces), están jugando en contra del virus, con una temperatura más alta y una humedad más baja".
Es por ello que para Figueras, la mejor fórmula para frenar la situación es "un confinamiento de precisión sabiendo claramente las zonas afectadas y, en cuanto se supere un número determinado de casos concretos que dependerá de la densidad de población, habría que hacer cuarentenas aunque sean de un edificio". El experto descarta la necesidad de un confinamiento general indiscriminado, sino que "deben ser confinamientos parciales, y para eso se necesita una fuerte identificación de contactos y rastreabilidad para poder realizarles pruebas".

<p>Idelfonso Hernández, catedrático de Salud Pública. Fue el Director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Política Social (2008-2011), mostraba en Hoy por Hoy su precupación por que las administraciones sanitarias "no han entendido" que todo va a depender de la "capacidad para detectar casos, seguirlos y controlarlos"</p>
"Estamos después de una Guerra Mundial"
En ese sentido, subraya, son necesarios también los PCR en origen, "porque si no viene el descontrol. Pero tendría que ser una decisión que se tomara a nivel europeo". El experto reconoce que "es increíble que en la cola de los aeropuertos haya distancia y en el avión no".
Sobre la movilidad desde otros países pone de ejemplo a Australia: "Sidney ha decidido que no deja entrar más de 350 personas al día y con seguimiento. En Reino Unido apuntan los usuarios que han estado en restaurantes y bares, mientras que en Corea del Sur hacen un seguimiento continuo con llamadas al móvil", comenta, y critica que esto se debe a que "tenemos tanta dependencia del turismo que hemos decidido barra libre".
Asimismo, precisa que el uso de mascarilla más que una cuestión obligatoria debería ser una cuestión de lógica, y muy necesaria ya que "si es un virus respiratorio lo que hay que hacer es usar algo que limite o elimine que puedas inhalar o expulsar ese virus", algo además "no hay que explicar que si estás en lo alto de los Picos de Europa no hay que llevarla, pero sí si estás en calles con gente".
Pese a que "no hay culpables" de la situación, lamenta que "la gente no es consciente de que estamos después de una Guerra Mundial, la devastación es enorme, va todo muy mal y cualquier economista o médico lo puede decir mejor que yo" y reitera: "Aquí y ahora estamos en una situación de grave emergencia nacional, no hace falta decretar un estado de alarma para verlo".
En esa misma línea ha seguido recordando a la población que "después de la Guerra Civil no se preocupaban si podían ir a la playa o no, se preocupaban de lo esencial". Pero asegura que "revertir una marea de pensamiento colectivo que se ha ido generando durante mucho tiempo es muy difícil, para cambiar este país se necesitan 10 o 15 años".
Figueras también ha lanzado un dardo contra la OMS al ser preguntado por las idas y venidas que se han ido dando en la comunicación científica con asuntos como la trasmisión del viruspor el aire, y señala que percibe "un poco de retraso" por parte del organismo "para recoger evidencias científicas y trasladarlas a recomendaciones a todo el mundo, que es lo que se puede hacer".
"No es normal lo que pasa con los datos"
En cuanto a la cuestión de los datos de comunidades como Madrid, considera que "las autoridades sanitarias tienen que explicarlos. No pasa nada y no hay que ir a una confrontación. Tienen que decir qué está pasando", insiste quien dos semanas atrás ya señaló que había cosas que no me encajaban. "No es normal lo que está pasando. En Madrid, por ejemplo, no es obligatorio la mascarilla. Entonces, ¿qué pasa? ¿se ha extinguido (el virus)? Supongo que tendrán alguna explicación y la tendrían que dar tanto para los ciudadanos de esa comunidad como del resto, ya que viajan a otros territorios… Las pruebas y el rastreo, repito, tienen que ser ante la mínima sospecha", indica al respecto.
"También se tiene que hacer público el depósito de material sanitario que tienen las comunidades y el Gobierno. Eso es transmitir confianza y tendría que ser conocido por todos", dice sobre las autoridades centrales, que deben, a juicio del biólogo, "pisar el acelerador y anticiparse a la pandemia, trabajando codo con codo con las comunidades autónomas. Hay que aprender de lo que se hizo e ir por delante".
En definitiva, Figueras no se muestra optimista con la situación actual porque cree que la sociedad y sus políticos no saldrán mejores tras la crisis del coronavirus. "Las generaciones que más tienen que ganar o perder, que son las de los jóvenes, se tienen que dar cuenta de que el futuro de España depende de ellos y no de sus padres", para lo que señala que "se necesitan personas que les puedan influir para no repetir errores y también desde el sistema educativo se tiene que refrendar este cambio". La vacuna, asegura, "va para largo" debido "a la cantidad de negacionistas que hay y que no se comprende que la ciencia es lenta", pero habrá vacunas "que protejas parcialmente".




