"Voy a morir": el impactante recuerdo de Grosjean en el momento del accidente
El piloto francés volvió al paddock solo unos días después de sufrir el duro accidente en el GP de Bahréin
Madrid
El pasado domingo, nada más empezar el Gran Premio de Fórmula 1 en Bahréin, el monoplaza Haas del francés Romain Grosjean se estrelló contra las barreras protectoras del circuito y se vio envuelto en llamas en un escalofriante accidente. Durante unos instantes se temió lo peor, pero pocos segundos después se vio al piloto galo saltar de las llamas y ponerse a salvo.
Su traje ignífugo de la marca italiana Alpinestars, que cumple y hasta supera los estándares mínimos FIA 8856-2018, junto al HALO, el sistema de protección del habitáculo introducido en 2018, fueron fundamentales para convertir la que sería una tragedia en un triunfo de la tecnología y de las medidas de protección, en un deporte en el que los pilotos compiten a las más altas velocidades.
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Grosjean salió del tremendo accidente únicamente con leves quemaduras en las manos y en los tobillos, pero sin consecuencias mayores, fruto de una equipación de vanguardia.
El piloto regresó al circuito para agradecer a todos los operarios de la carrera la labor que hicieron para slvarle la vida. “La mano derecha estará lista, al cien por cien, y la izquierda depende de una reducción de la inflamación. Me rompí la mano en la cocina este año, no se lo dije a nadie, yo puedo aguantar esa clase de dolor. Pero no voy a arriesgar la movilidad futura de mi mano por una carrera. Tengo unos 60 años por delante con mis manos así que una carrera es importante, pero no tanto”, dijo en una de prensa telemática.
¿Cómo recuerda el accidente?
“Cuando el coche se detuvo, desbloqueé mi cinturón. No tengo el recuerdo de quitar el volante, pregunté por eso más tarde y me dijeron que lo tenía entre mis piernas. Al intentar salir algo me tocó en la cabeza. Mi primer impulso fue esperar a que alguien me ayudase. Pero miré a los lados, izquierda y derecha, vi fuego, y me di cuenta de que no tenía tiempo para esperar. Intenté moverme, no podía, y tenía en la cabeza la imagen de Niki Lauda. No podía acabar así, esta no podía ser mi última carrera, pero estaba atrapado”, recordó.
“El momento menos agradable fue cuando mi cuerpo empezó a relajarse, estaba en paz conmigo mismo y me dije: 'Voy a morir. ¿Será doloroso? ¿Por dónde va a empezar?'. Quizás fueron milisegundos, pero empecé a pensar en mis hijos, en que no podían perder a su padre. Me revolví, el pie estaba atrapado, me impulsé tan fuerte como pude y saqué el pie sin el zapato. Cuando tengo el hombro fuera del cockpit ya pienso que puedo salir del coche. Toqué el coche con las manos y sentí mucho dolor, pero en ese momento ya era consciente de que podía salir. Tras pasar el guardarraíl me tocó Ian Roberts, delegado médico de la FIA, y ya supe que estaba con alguien”, detalló.
“Movía las manos porque me dolían mucho, me quité los guantes porque no quería que se me quedaran pegados a las manos, tenía esa imagen en la cabeza. Ian me gritaba con palabras muy claras y le dije que se fuera a la mierda, que me hablase normal. Fuimos al coche médico y me pusieron frío en las manos, porque me estaba quemando, y les dije que el pie izquierdo estaba roto porque me dolía mucho”.
“Me dijo Ian que venía la ambulancia para ir al centro médico. Yo le dije que iríamos caminando hasta la ambulancia. Al final entendieron que para mí era fundamental que hubiera imágenes caminando hacia la ambulancia, enviar el mensaje de que estaba bien, aunque fuese contraproducente para la lesión”, sentenció.