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Por qué perder el olfato puede ser una buena noticia si das positivo por COVID

Según un nuevo estudio, es más común en los casos leves de coronavirus. Concretamente, el 86% de los casos leves de COVID-19 van acompañados de esta anomalía

Un hombre oliendo una trufa a través de la mascarilla / GEORGES GOBET (AFP via Getty Images)

Madrid

Un sentido del olfato reducido, la disfunción olfativa o su pérdida total (anosmia) es uno de los síntomas más comunes de COVID-19. Un estudio reciente publicado en el Journal of Internal Medicine ha examinado su prevalencia y recuperación en pacientes con diversos grados de gravedad y el 86% de los casos leves han presentado pérdida de olfato.

En el estudio de 1.363 pacientes de 18 hospitales europeos, la prevalencia de disfunción olfativa informada por los pacientes fue del 85,9% en los casos leves de COVID-19, del 4,5% en los casos moderados y del 6,9% en los casos de graves a críticos.

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<p>¿Por qué es posible que algunos pacientes de coronavirus no recuperen el olfato?</p>

Hasta 6 meses sin olfato

La duración promedio de la disfunción olfativa informada por los pacientes fue de 21,6 días, pero casi una cuarta parte de los pacientes afectados informaron que no había recuperado el sentido del olfato 60 días después de perderlo.

Las evaluaciones clínicas objetivas identificaron disfunción olfativa en el 54,7% de los casos leves de COVID-19 y el 36,6% de los casos moderados a críticos. A los 60 días y 6 meses, el 15,3% y el 4,7% de estos pacientes no recuperaron objetivamente su sentido del olfato, respectivamente. "La disfunción olfativa es más prevalente en las formas leves de COVID-19 que en las formas moderadas a críticas y el 95% de los pacientes recuperan su sentido del olfato a los 6 meses de la infección", apunta el autor principal, Jerome R. Lechien, de la Universidad Paris Saclay.

Otras alteraciones

Entre las personas que pierden el olfato, más de la mitad también tenían problemas con el sentido del gusto, en especial con los cuatro sabores básicos. Además, casi un millar de los participantes del estudio sufrían una alteración del olfato que consiste en oler mal lo que antes olía bien. Curiosamente, un 20% también percibía olores inexistentes.

El estudio advierte de la necesidad de seguir investigando para esclarecer más datos sobre la anosmia y sobre la enfermedad en general y sus consecuencias a largo plazo, pero en sus conclusiones plantean la hipótesis de que los casos que lleven asociado pérdida de olfato se queden en leves porque el virus no pasa de la nariz y la enfermedad afecta principalmente a las mucosas nasales y no a órganos internos. También se baraja la posibilidad de que los pacientes graves y críticos, ante la cantidad de síntomas, el que menos percibieran fuera la disminución de olfato.

 
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