La Torre Eiffel cambia de color: en 2024 volverá al dorado previsto por su diseñador
El motivo: los Juegos Olímpicos de París
Madrid
Cada siete años, la Torre Eiffel debe ser revestida de una nueva capa de pintura para garantizar su durabilidad, como dejó indicado el propio Gustave Eiffel. Desde 1968, la famosa estructura francesa ha tenido un color homogéneo: un tipo de marrón glacé denominado 'Marrón Torre Eiffel' . Sin embargo, con motivo de los Juegos Olímpicos de 2024, su color volverá a ser el dorado, en el tono previsto y deseado por su diseñador en 1907.
Según ha anunciado la cadena LCI, durante la vigésima campaña de pintura que se realizará y cuyo comienzo estaba previsto para 2019, un porcentaje del monumento se decapará antes de ser repintado para evitar que su peso y masa continúen aumentando, lo que, según publicó el periódico 'El País' en 2018, podría "provocar el torcimiento de algunas piezas". "Si no se hiciese nada, dentro de algunas décadas la torre se desplomaría", decía a dicho medio el arquitecto Bertrand Lemoine, especialista en esta construcción.
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La pintura protege a la torre de la oxidación
Desde que finalizó su construcción en 1889 para la Exposición Universal de París, la torre ha pasado por numerosas fases. Aunque desde hace más de medio siglo ha permanecido con su color característico, anteriormente este símbolo protagonista de innumerables fotografías ha pintado el paisaje parisino de diferentes tonos.
Su color original era el rojo Venecia y después marrón rojizo, según explica la propia web del monumento, que pasó a ser de distintos tonos de amarillo en 1899. En la siguiente campaña de renovación, obtuvo el color que recuperará en los próximos años, un matiz similar al dorado y que era el deseado por el propio Gustave Eiffel. Después del actual, este fue el más duradero sobre la superficie metálica, ya que no fue hasta 1947 cuando pasó a otro tipo de rojo tirando a marrón y cuya presencia se extendería hasta la llegada del color actual.
25 pintores renovarán la torre brocha en mano
El material de la construcción es el hierro pudelado, el cual necesita ser protegido con un revestimiento frente a la corrosión provocada por la lluvia, la contaminación y otros aspectos que pueden dañar su estructura. Para que su color se perciba de manera uniforme -ya que a medida que los elementos se alejan del ojo humano, las líneas se perciben más unidas y el color, más oscuro-, es necesario degradarlo en tres tonalidades, de la más apagada en su base a la más clara en su parte superior.
Un total de 25 pintores son los encargados de la campaña de renovación del revestimiento de los 300 metros del monumento. Ellos decapan, limpian y aplican el antioxidante y la pintura de acabado, todo brocha en mano.