Fallece el magistrado del Tribunal Supremo Nicolás Maurandi a los 71 años
Era magistrado de la sala tercera desde 1999, uno de los miembros más longevos del alto tribunal
Fue uno de los magistrados más críticos con la gestión del pleno que cambió la jurisprudencia del impuesto hipotecario
Madrid
Nicolás Maurandi, uno de los miembros históricos de la sala de lo contencioso del Tribunal Supremo, ha fallecido este lunes a los 71 años de edad. Maurandi, que presidía la sección segunda de la sala tercera, entró en el Tribunal Supremo en 1999 y su firma está, entre otras sentencias, en la que hace veinte años reconoció por primera vez como mérito para los jueces el conocimiento de la lengua del territorio en el que se pretende ejercer.
Maurandi (1950) se licenció en Derecho en la Universidad de Murcia y entró en la judicatura y en el cuerpo de secretarios judiciales en 1977 simultáneamente. Once años después se especializó en lo contencioso-administrativo y entró en la sala tercera del Tribunal Supremo en 1999, siendo miembro de su sala de gobierno en los últimos dos mandatos. Previamente había pasado por juzgados de San Sebastián de la Gomera, Mula, Barcelona y Alicante además de la Audiencia de Albacete y el Tribunal Superior de Justicia de Murcia.
En 2008 estuvo a las puertas de entrar en el Tribunal Constitucional. Fue propuesto sin éxito por la Asamblea Regional de Murcia en las listas del Senado para ir al tribunal de garantías en una propuesta conjunta de PP y PSOE. "Lo que tengo que subrayar es que soy juez, es la actividad a la que he dedicado mi vida, es la actividad en la que permanezo desde hace 33 años", explicaba en 2010 en la Comisión de Nombramientos del Senado.
Agraciado con la Cruz de San Raimundo de Peñafort en 2011, su firma figura en algunas de las sentencias más relevantes de los últimos años de la sala de lo contencioso-administrativo: desde que en 2001 avaló el criterio del CGPJ para considerar como mérito que un juez, por ejemplo, hablase catalán si iba a ejercer en Cataluña como más recientemente en la sentencia que intentó que el impuesto hipotecario lo pagase el banco y no el cliente.
Un magistrado ligado a Murcia
Nació en Villena pero se crió en Lorca y según destacan desde su entorno siempre fue un magistrado "muy vocacional" que buscaba la claridad en sus sentencias, dando clase durante más de una década en la Universidad de Murcia. Fue propuesto, aunque sin éxito, para formar parte del Tribunal Constitucional a propuesta de la Asamblea Regional de Murcia tras un acuerdo entre PP y PSOE, no consiguiendo finalmente asiento en el tribunal de garantías.
Su firma aparece en algunas de las sentencias con más recorrido de la sala tercera del Tribunal Supremo. En 2001 fue el ponente de la resolución que reconoció como mérito que un juez conociera la lengua del territorio en el que optaba a trabajar, en 2009 fue ponente de la sentencia sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía y en la sentencia que, antes de ser revocada por el pleno, apostó porque el conocido como impuesto hipotecario corriese a cuenta del banco y no del cliente.