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Coronavirus Covid-19

Uno de cada diez pacientes con COVID leve tiene secuelas 8 meses después

Los síntomas más comunes a largo plazo son la pérdida de olfato y gusto y la fatiga

Así se desprende de un estudio publicado en la revista 'JAMA' por investigadores del Hospital Danderyd y del Instituto Karolinska de Suecia

Profesionales sanitarios realizan su trabajo en el campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona. / Enric Fontcuberta (EFE)

Profesionales sanitarios realizan su trabajo en el campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Madrid

Ocho meses después de la COVID-19 leve, una de cada diez personas sigue teniendo al menos un síntoma de moderado a grave que se percibe como un impacto negativo en su vida laboral, social o doméstica. Los síntomas más comunes a largo plazo son la pérdida de olfato y gusto y la fatiga. Así se desprende de un estudio publicado en la revista 'JAMA' por investigadores del Hospital Danderyd y del Instituto Karolinska de Suecia.

Desde la primavera de 2020, estos científicos han llevado a cabo el llamado estudio 'COMMUNITY', con el objetivo principal de examinar la inmunidad después de COVID-19. En la primera fase del estudio, en la primavera de 2020, se recogieron muestras de sangre de 2.149 empleados del Hospital de Danderyd, de los cuales alrededor del 19 por ciento tenían anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Desde entonces se han recogido muestras de sangre cada cuatro meses, y los participantes en el estudio han respondido a cuestionarios sobre los síntomas a largo plazo y su impacto en la calidad de vida.

En el tercer seguimiento, realizado en enero de 2021, el equipo de investigación examinó la presencia de síntomas a largo plazo y su repercusión en la vida laboral, social y doméstica de los participantes que habían tenido COVID-19 leve al menos ocho meses antes. Este grupo estaba formado por 323 trabajadores sanitarios (83 por ciento mujeres, mediana de edad de 43 años) y se comparó con 1.072 trabajadores sanitarios (86 por ciento mujeres, mediana de edad de 47 años) que no tuvieron COVID-19 durante el periodo de estudio.

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Los resultados muestran que el 26 por ciento de los que tuvieron COVID-19 previamente, en comparación con el 9 por ciento del grupo de control, tuvieron al menos un síntoma de moderado a grave que duró más de dos meses y que el 11 por ciento, en comparación con el 2 por ciento del grupo de control, tuvo un mínimo de un síntoma con impacto negativo en la vida laboral, social o doméstica que duró al menos ocho meses. Los síntomas a largo plazo más frecuentes fueron la pérdida de olfato y gusto, la fatiga y los problemas respiratorios.

"Hemos investigado la presencia de síntomas a largo plazo después de una COVID-19 leve en un grupo relativamente joven y sano de personas trabajadoras, y hemos descubierto que los síntomas predominantes a largo plazo son la pérdida del olfato y del gusto. La fatiga y los problemas respiratorios también son más comunes entre los participantes que han tenido COVID-19, pero no se producen en la misma medida. Sin embargo, no observamos un aumento de la prevalencia de síntomas cognitivos como la fatiga cerebral, los problemas de memoria y concentración o los trastornos físicos como el dolor muscular y articular, las palpitaciones o la fiebre prolongada", afirma Charlotte Thalin, principal autora del trabajo.

"A pesar de que los participantes en el estudio tenían una infección leve por COVID-19, una proporción relativamente grande informa de síntomas a largo plazo con impacto en la calidad de vida. A la luz de esto, creemos que los individuos jóvenes y sanos, así como otros grupos de la sociedad, deberían tener un gran respeto por el virus que parece ser capaz de perjudicar significativamente la calidad de vida, incluso durante mucho tiempo después de la infección", apunta otro de los responsables de la investigación, Sebastian Havervall.

El estudio 'COMMUNITY' continuará ahora, y el próximo seguimiento tendrá lugar en mayo, cuando se espera que una gran proporción de los participantes en el estudio sean vacunados. Además de vigilar la inmunidad y la aparición de reinfecciones, se han planificado varios proyectos relacionados con el post COVID-19.

"Entre otras cosas, estudiaremos más de cerca la pérdida del olfato y el gusto asociada a la COVID-19, e investigaremos si el sistema inmunitario, incluida la autoinmunidad, desempeña un papel en la postCOVID", remacha Charlotte Thalin.

 
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