¿Qué hay detrás de la reactivación de la violencia en Oriente Próximo?

Madrid

El conflicto palestino es uno de esos eternos conflictos sin resolver, que cada cierto tiempo vuelve a saltar al primer plano de la actualidad porque la tensión se dispara. ¿Por qué ahora, qué ha pasado esta vez? Más allá de que la situación en la franja de Gaza sigue siendo insostenible desde hace años, esta vez han concurrido varios factores que han hecho que el lunes pasado vuelva a saltar la chispa.

La situación estaba ya tensa porque durante los últimos días del Ramadán había habido varias protestas en Jerusalén.

Contra las restricciones impuestas por la policía israelí en la puerta de Damasco, donde se solían reunir jóvenes palestinos al caer el sol. Aquello se interpretó como una humillación más.

Contra el desalojo de varias familias palestinas en un barrio histórico de Jerusalén, un caso que la Justicia debía resolver también estos días, aunque la decisión final fue aplazada en un intento de no tensar más la situación.

Con el ambiente ya cargado, llegamos al lunes 10 de mayo. Ese día los israelíes conmemoran la recuperación de Jerusalén Este en la guerra del 67. Está convocada una manifestación de ultranacionalistas israelíes que tiene previsto pasar por algunos lugares de especial significado para la comunidad musulmana. Se prevén choques con grupos de palestinos, que ven esa convocatoria como una provocación más.

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Lugar simbólico para los palestinos

Ese día la policía israelí entra en la Explanada de las Mezquitas, lugar muy simbólico para los palestinos donde está la Mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam. En respuesta a esas cargas Hamas lanza un ultimátum: si la policía no se retira de los lugares santos lanzarán un ataque desde la franja de Gaza.

Israel ignora esa amenaza. Hamás comienza el lanzamiento de cohetes desde la franja e Israel responde a su vez con bombardeos sobre Gaza de una intensidad no vista desde la guerra de 2014.

A todo esto hay que añadir una componente política. De un lado, Netanyahu había sido incapaz de formar gobierno y la oposición ya había recibido el encargo para intentarlo. La nueva situación desvía la atención y le puede dar de nuevo alguna opción al actual primer ministro. Del otro, Fatah había cancelado las elecciones palestinas previstas para el fin de semana del 22 de mayo, porque no hubo autorización para votar en Jerusalén.

Hamás lo interpretó como un golpe contra ellos porque se veían favoritos; ahora pueden reforzar su popularidad de cara al futuro, porque además se han posicionado también como los defensores de la causa de Jerusalén, fundamental en el sentimiento palestino.