Mourinho admite su error en su famoso incidente con Tito Vilanova: "No debí hacer lo que hice"
El entrenador portugués fue protagonista de uno de los capítulos 'negros' de los 'Clásicos' al meterle el dedo en el ojo a su rival en medio de una tangana
El entrenador José Mourinho afronta este verano una nueva etapa en los banquillos al hacerse cargo de la AS Roma. El portugués, que en las últimas temporadas se ha distanciado de las grandes polémicas que le acompañaron antaño, ha echado la vista atrás para rememorar uno de sus episodios más 'negros' durante su etapa en el Real Madrid. A punto de cumplirse una década de su famoso incidente con Tito Vilanova en plena tangana en un 'Clásico', el luso entona el 'mea culpa' ante su amigo Joao Gabriel, escritor que ha recogido sus palabras en la obra Mantenham-se Loucos e Famintos (Manténganse Locos y Hambrientos).
"Yo fui el que falló, no debería haber hecho lo que hice. Claro que no, la imagen negativa se queda para siempre. Tito no tuvo nada que ver con eso. Lo siento por él", declara Mourinho a modo de arrepentimiento. Aquel incidente tuvo lugar en la Supercopa de España del año 2011 y desató la peor versión del entonces míster del Real Madrid, que dejó para el recuerdo la imagen del bochorno incrustando su dedo en el ojo de Tito Vilanova, su homólogo en el FC Barcelona.
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Horas después del lance, Mourinho firmó una carta de disculpa dirigida explícitamente a la afición madridista. No ha tenido oportunidad de verlo reconocer su error un Vilanova que falleció en 2014 víctima de un cáncer.
Además, el entrenador tuvo tiempo de atizar la actitud de los barcelonistas en aquellos cursos y su poder extradeportivo: "El Barcelona era bueno jugando, pero mejor al condicionar al rival y al manipular decisiones y percepciones".
La leyenda de 'The Special One'
En estos mismos párrafos, el carismático entrenador habla también de la figura que él mismo reforzó como 'The Special One': "Yo mismo, por mi personalidad, promocioné un poco esto, que todo es siempre para ganar, ganar o ganar". "Cuando llegaba a situaciones en las que era muy difícil hacerlo, algo que para otros entrenadores era algo aceptable, para mí siempre se consideró insuficiente, un fracaso", reconoce, poniendo sobre la mesa el inconformismo que le caracteriza.