Los premios Fronteras del Conocimiento pasan el Rubicón de la pandemia
Bilbao ha acogido la entrega de los galardones correspondientes a la XII y XIII edición, que cada año premian la investigación e innovación; las mejores herramientas "para entender el mundo y a nosotros mismos", en palabras de Carlos Torres Vila, presidente de la Fundación BBVA
Madrid
Los ‘Fronteras’ hace años que se han abierto un hueco propio en el calendario cultural español e internacional y ya pueden presumir también de ser unos supervivientes de la pandemia. Su duodécima edición fue pospuesta por la situación generada por la COVID-19 -los premios se fallaron, pero no se había podido celebrar aún la ceremonia de entrega de galardones, ni el resto de honores que homenajean a los premiados-. El resultado es que este año ha habido ‘Fronteras’ por partida doble, en una gala conjunta para las XII y XIII convocatorias.
En total, 35 premiados en 8 categorías distintas que abarcan desde las Humanidades, a la Economía; pasando por el Cambio Climático o la Biomedicina. Llegan además en un año de autoafirmación investigadora, el de la mayor campaña de vacunación planetaria jamás planeada, del que la ciencia y sus protagonistas salen con un plus de estima social. “Sin la ciencia básica”, ha resaltado Kerry Emanuel, premiado en la categoría de Cambio Climático -por descubrir que el calor océanico creciente es el motor de huracanes cada más destructivos- “habríamos tardado una década, en lugar de un año, en desarrollar las vacunas contra el COVID que han salvado millones de vidas.
No ha sido la única referencia en los discursos a la crisis de salud pública en la que nos hemos visto inmersos. "La pandemia ha puesto en evidencia la importancia de la inversión en ciencia", ha señalado el lehendakari, Íñigo Urkullu. "Más allá de la pandemia”, ha señalado también Carlos Torres Vila, presidente de la Fundación BBVA, “vivimos en una era de cambios profundos, empujados por una de las mayores disrupciones tecnológicas de la historia y también por el reto enorme de la sostenibilidad”.
Otra de las protagonistas que, como el profesor Emanuel, mejoran cada día nuestro conocimiento sobre ese otro desafío del calentamiento global es Karen O’Brien, una de las precursoras de la conocida como teoría de la adaptación, junto con sus colegas Ian Burton y Neil Adger. “Las consecuencias sociales y humanas del cambio climático no son fortuitas ni inesperadas, y durante la pandemia de COVID ha quedado claro que las crisis sanitarias, económicas y climáticas deben contemplarse conjuntamente; porque juntas están configurando el contexto del desarrollo humano y la sostenibilidad”, ha recalcado O’Brien.
La pandemia y el cambio climático no son las únicas calamidades que enfrenta el hombre. El mundo aún trata de recuperar la actividad económica previa a la COVID-19, cuando apenas nos ha dado tiempo a digerir la Gran Recesión que comenzó en 2008. Entre los premiados está precisamente uno de sus protagonistas, Ben Bernanke, que fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos entre 2006 y 2014. Fue el hombre que dirigió la economía mundial durante aquellos años e impidió que el barco se estrellara contra las rocas, como ocurrió en la experiencia inmediatamente anterior, la Gran Depresión de los años 30.
Bernanke no ha podido viajar hasta Bilbao, pero ha intervenido en la ceremonia en directo desde Estados Unidos. Recibe el premio, junto a otros tres economistas, no por su gestión al frente de la política monetaria de la mayor economía mundial durante aquellos turbulentos años, sino por su contribución académica a la hora de explicar la relación entre las disfunciones del sistema financiero y las profundas recesiones que pueden llegar a generar. “Por desgracia, ya en vísperas de la crisis, pocos de los modelos económicos utilizados para prever y diseñar políticas incluían análisis complejos de los mercados de crédito, ni de cómo podría ser que se desmoronaran”, ha explicado Bernanke, destacando que eso ya ha cambiado.
Él apenas ha mencionado aquella etapa al frente de la Reserva Federal, a diferencia de su amigo Mark Gertler, uno de los economistas con los que comparte el galardón: “La persona más cualificada para gestionar crisis financieras estaba al timón cuando se desplegaba la crisis. No me sorprendió que, con su actuación audaz y creativa, la Reserva Federal de Bernanke contuviera la crisis, salvando la economía mundial de un colapso catastrófico”.
La anécdota de la gala la ha protagonizado el ingeniero John Hennessy, que cuando llegó su turno en los agradecimientos comenzó a leer el discurso del siguiente premiado. Salió del paso con una carcajada y explicando que "esas no eran sus palabras". Una copia de emergencia, en el bolsillo interior de la americana, le sacó del aprieto. En el siguiente turno, el verdadero autor del discurso -su colega Bernhard Schölkopf- se reconoció "humillado" porque todo un premio Turing -uno de los más prestigiosos en el ámbito de la computación- leyera su discurso.
Ellos y ellas son solo algunos de los protagonistas de la gala de este martes, o más bien la encarnación multifacética del auténtico homenajeado, el conocimiento –ya sea científico, artístico o humanístico-. Personajes brillantes en sus áreas, con carreras de décadas a sus espaldas, y que empezaron como ha destacado Ardem Patapoutian, premiado en Biología y Biomedicina, “por amor a la ciencia pura”. En su caso, y en el de su colega David Julius, ese ‘flechazo’ los llevó a identificar los receptores de la presión o el calor y han abierto todo un campo de investigación para combatir el dolor crónico y agudo. La suya, y la del resto de premiados, es una historia de amor de esas con final feliz. ¡Qué menos que celebrarlo por todo lo alto en el Palacio Euskalduna!
Javier Alonso
Periodista. Licenciado por la Facultad de Ciencias de la Información de la Univesidad Complutense de...