Proteger el futuro del Ártico
El Parlamento Europeo presenta un informe para exigir a la Comisión que la nueva política asegure la protección de esa región
El deshielo del Ártico por el cambio climático ha convertido una zona que hasta hace unas décadas era impracticable en una atractiva ruta marítima. Varias potencias han aumentado su presión para controlar una región que, desde hace décadas, se había mantenido al margen de esa lucha geopolítica gracias una cooperación que ahora el parlamento europeo exige de nuevo para preservar ese santuario climático.
El verano del círculo polar ártico dejaba tradicionalmente unas pocas semanas de lo que se llama aguas abiertas para la navegación. Rusia, Noruega o Canadá, países con salida a esa zona, apenas podían hacer uso de una región que, por ello, quedó al margen del desarrollo de los transportes, la industria o la minería.
Pero el aumento de las temperaturas en el planeta hace que el horizonte de una ruta casi permanente esté próximo. Es una mala noticia para la tierra, pero es una oportunidad enorme de negocio para abrir una nueva ruta, mucho más corta, entre el Pacífico norte y el Atlántico norte. Eso ha hecho aumentar la presión de potencias como Rusia para asentar sus intereses estratégicos en la zona.
La Comisión Europea va a presentar antes de que acabe el año una nueva política para el Ártico. Y el parlamento quiere dejar su voz en esa nueva política. Por eso presenta un informe en el que se exige la defensa de los recursos naturales... la preservación frente a concesiones estractivas y la defnesa de los pueblos que viven en un habitat milenario hasta ahora gestionado mediante la cooperación entre países.