El novelista Abdulrazak Gurnah gana el Nobel de Literatura 2021
Sus investigaciones se centran en el postcolonialismo, así como el colonialismo especialmente relacionado con África, el Caribe e India
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Madrid
La Academia Sueca ha concedido el Premio Nobel de Literatura a Abdulrazak Gurnah por "su penetración intransigente y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes ", según destacaba el jurado en la tradicional rueda de prensa. Ningún escritor negro africano había ganado el premio desde que lo lograra Wole Soyinka en 1986. Es el quinto africano que consigue este galardón desde que se instauró en 1901.
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Abdulrazak Gurnah nació en 1948 en Zanzíbar, Tanzania. Es un escritor de novelas en inglés que vive en el Reino Unido. Sus novelas más famosas son Paradise (1994), nominada en el Booker Prize y en el Whitebread Prize; By the Sea (2001) y Desertion (2005). En España ahora mismo solo está disponible una novela suya, En la orilla, publicada en 2003 por Poliedro, que narra la historia de dos refugiados africanos en Reino Unido, Saleh Omar y Latif Mahmut, que han dejado atrás Zanzíbar.
Ha publicado diez novelas y varios cuentos. El tema de la perturbación del refugiado recorre todo su trabajo desde que comenzara a escribir a los 21 años en el exilio inglés, y aunque el suajili era su primer idioma, el inglés se convirtió en su herramienta literaria. En todo su trabajo, Gurnah se ha esforzado por evitar la omnipresente nostalgia por una África precolonial
En 1980 accedió a la universidad Bayero Kano en Nigeria. Luego, se trasladó a la universidad de de Kent donde obtuvo su doctorado en 1982. En la actualidad, es profesor y director de los estudios de grado en el departamento de inglés. Sus investigaciones se centran en el postcolonialismo, así como el colonialismo especialmente relacionado con África, el Caribe e India.
Abdulrazak Gurnah rompe con las convenciones, cambiando la perspectiva colonial para resaltar la de las poblaciones indígenas. Lo hace, por ejemplo en Desertion, donde cuenta una historia de amor llena de contradicciones, que él mismo ha denominado “el romance imperial”. Su universo literario está lleno de recuerdos, nombres, identidades.
El jurado destacaba que su prosa rechaza las descripciones estereotipadas, que tanto han marcado la historia de Inglaterra y África, y abre una nueva mirada al continente, mucho más diversa y desconocida en otras partes del mundo. Por ejemplo, en Afterlives, el autor habla de un niño robado a sus padres por las tropas coloniales alemanas y que regresa a su aldea después de años luchando en una guerra contra su propia gente. Un intento de dar voz a los olvidados, calificaba en 2020 la crítica literaria británica este libro.
Cabe destacar también su tercera novela, Dottie (1990), un retrato de una mujer negra de origen inmigrante que crece en duras condiciones en la Inglaterra de los años 50, cargada de cargas raciales, y con el silencio de su madre que carece de conexión con su propia historia familiar. Al mismo tiempo, se siente desarraigada en Inglaterra, el país en el que nació y creció.
A excepción del ganador británico de 2017, Kazuo Ishiguro, que nació en Japón, todos los laureados de los últimos nueve años han sido europeos o norteamericanos. El último autor no occidental que ha ganado el premio fue el chino Mo Yan. Después de dos décadas de aquel premio, la prensa sueca especulaba con la posibilidad de que un escritor racializado y con un discurso potente sobre la descolonización podría ser el elegido este año, después del intenso debate sobre el racismo y la colonización que ha vivido la sociedad mundial desde el Black Lives Matter.
El ganador del Nobel es elegido por los 18 miembros de la Academia Sueca, una organización que se ha esforzado por ser más transparente después de un escándalo de abuso sexual y mala conducta financiera en 2017. El premio del año pasado fue para la poeta estadounidense Louise Glück: una elección indiscutible después del alboroto provocado por la victoria del escritor austriaco Peter Handke en 2019. Handke había negado el genocidio de Srebrenica y asistió al funeral del criminal de guerra Slobodan Milošević.
Al igual que el año pasado, debido al Covid, los ganadores recibirán sus premios en su país de residencia, salvo para el premio de la Paz, para el cual hay todavía una pequeña posibilidad de que sea entregado en mano propia en Oslo.