La coalición recobra la calma pero los detalles para derogar la reforma laboral amagan con reavivar la tensión

Madrid

La relación entre los socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, vuelve a la calma. Al menos de momento. Tras las crisis en torno a la derogación de la reforma laboral, y una vez superadas las diferencias sobre contenidos y metodología, la coalición une fuerzas para aprobar la contrarreforma antes de fin de año. Pero la negociación de los detalles de la norma, que no se cerraron y quedan a expensas de las reuniones con los agentes sociales, amenaza con recuperar la tensión.

La reunión de este martes, encabezada por el presidente del Gobierno y con presencia de las dos vicepresidentas, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, fue breve. La negociación ya se había sustanciado durante el fin de semana. El pacto acabó de materializarse en un desayuno previo entre Pedro Sánchez y Díaz, sin Calviño, aunque desde la Moncloa aclaran que fue un encuentro de trabajo para ensamblar la coalición. No para desatascar el acuerdo, que venía ya cerrado, insisten, con el equipo de la vicepresidenta económica.

En todo caso, lo que logra el pacto alcanzado es reducir las diferencias y dejar a todos satisfechos por el momento. En el entorno de Yolanda Díaz ponen el foco en el comunicado. Ahí aparecen las referencias que buscaba la vicepresidenta a la derogación, al acuerdo de investidura y a las conversaciones previas con los agentes sociales. También las menciones a la temporalidad, a la subcontratación y al reequilibrio de la negociación colectiva. Sin embargo, ese comunicado también deja claro que se buscará el consenso con todos, incluidos los empresarios, como quería el área económica del Gobierno. De hecho, el ala socialista se reivindica recordando que lo acordado es lo que siempre ha defendido Pedro Sánchez. En el PSOE ponen en valor la modernización del sistema laboral, más allá del debate semántico sobre la derogación, y en la necesidad de contar con todas la opiniones en esta recta final.

Ahora la cuestión está en los detalles. Ahí ponen el acento algunas fuentes del Ejecutivo. “Hemos vendido la piel del oso y ahora toca cerrar el acuerdo” subrayan estas fuentes advirtiendo de que “todavía vendrán curvas”. Hay quien cree que el ala socialista no quiere concretar. Y en el entorno de Diaz defienden que el Gobierno no puede cerrar un texto ya que eso es labor de la mesa de diálogo. “Lo de ayer son las líneas maestras”, recalcan.

Mientras tanto, todos tratan de normalizar. “La sangre no ha llegado al rio” subrayan desde Moncloa, pero la posible tensión se trasladará ahora a las reuniones técnicas que deben celebrarse antes y después de cada encuentro con los agentes sociales. Ahí es donde los equipos técnicos, con representantes de PSOE y Unidas Podemos, tendrán que dirimir esa letra pequeña que no se llegó a encarar en el encuentro del martes.