Prohibida la venta de fuegos artificiales para la Nochevieja alemana
El temor a que haya heridos por el inadecuado uso de la pirotecnia y que terminen en las UCI ha llevado a Alemania a prohibir por segundo año consecutivo la venta de este tipo de productos la víspera de Año Nuevo
Berlín
La prohibición en Alemania de la compra y uso de fuegos artificiales, petardos y cohetes en Nochevieja supone un duro revés para productores y vendedores. En cuanto el reloj marca la media noche, millones de alemanes llenan las calles con un estruendo que dura varias horas. Se trata de una tradición tan popular como en España comerse las doce uvas al ritmo de las campanadas.
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El temor a que un gran número de heridos por el inadecuado uso de la pirotecnia terminen en las Unidades de Cuidados Intensivos ha llevado a los gobiernos regionales y estatal a prohibir por segundo año consecutivo la venta de este tipo de productos la víspera de Año Nuevo, además de su uso en lugares especialmente frecuentados esa noche para evitar aglomeraciones. En las unidades de Cuidados Intensivos luchan actualmente por su vida unos 5.000 enfermos de COVID-19, lo que supone un índice de ocupación de más del 88 por ciento. "Demasiado riesgo", admite el ministro de Sanidad en funciones, Jens Spahn.
La Asociación Alemana de Pirotecnia (BVPK) dice estar consternada y defiende que la prohibición no es adecuada para contener la pandemia. "Es pura política simbólica", afirma Ingo Schubert, miembro de la junta directiva de la Asociación Alemana de Pirotecnia al diario berlinés Tagesspiegel. Las cifras disponibles muestran que la prohibición no aliviará notablemente las urgencias ni mitigará eficazmente las tasas de infección. La asociación, que estudia emprender acciones legales, también teme que se compren más fuegos artificiales de otros países europeos que no están permitidos en Alemania.
El Gobierno estatal y el de los Bundesländer garantizan a los fabricantes una compensación adecuada, pero ya no se fían. La prohibición "será probablemente el golpe de gracia para toda la industria pirotécnica en Alemania". Los 3.000 empleados del sector están amenazados por el desempleo, advierten desde la Asociación de la Industria Pirotécnica (VPI): "Los gobiernos federal y estatal se están arriesgando, basándose en un pánico infundado, a que se acabe definitivamente nuestra industria". Los fuegos artificiales "legales" de Nochevieja no hacen que las salas de urgencias tengan problemas, defienden, ni que la situación en las unidades de cuidados intensivos empeore. El consumo excesivo de alcohol y la pirotécnica ilegal son, a su juicio, los auténticos problemas.
En cualquier caso, las empresas se enfrentan además a pérdidas millonarias, pues las ventas para esa fecha representan el 60 por ciento de la facturación anual y el 95 por ciento de las de diciembre. Solo en 2018 los alemanes gastaron 133 millones de euros, según datos de la Asociación Alemana de Industria Pirotécnica. Y el dinero no es el único problema. Las empresas se preguntan dónde van a colocar ahora la mercancía no vendida, pues los pedidos se hacen con mucha antelación, se venden rápido, y al tratarse de explosivos deben estar especialmente almacenados y vigilados.
Otros sectores, en cambio, aplauden la prohibición. Desde el Sindicato de Policía, consideran que el alto riesgo de lesiones y los incalculables peligros de incendio son razones suficientes para permitir los fuegos artificiales sólo en determinados lugares. Las asociaciones medioambientales y animalistas abogan incluso por la prohibición total debido a las nocivas consecuencias medioambientales y para la salud que conlleva. Cada Nochevieja, aducen, se liberan unas 5.000 toneladas de polvo fino altamente tóxico y muchos asmáticos sufren síntomas durante varias semanas.