Carlos Zanón: "Quien critica a Rosalía se ha hecho viejo y no recuerda lo que le gustaba cuando tenía 20 años"
El escritor catalán nos presenta 'Love Song', su última novela. Una reivindicación del carpediem, de la música y la poesía, de la amistad y del amor
Carlos Zanón: "Quien critica a Rosalía se ha hecho viejo y no recuerda lo que le gustaba cuando tenía 20 años"
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Madrid
Carlos Zanón (Barcelona, 1966), acaba de publicar 'Love Song' en Salamandra. Es la historia de tres amigos artistas, tres músicos veteranos que emprenden una gira de verano, una gira bizarra a lo largo de la costa mediterránea. Una gira a bordo de una cámper, que es una de las palabras del año 2021, según la Fundéu. Una gira por cámpings de todo tipo y restaurantes y locales variopintos. Jim y Eileen, que son matrimonio, junto a Cowboy y a Polidori, que conduce esa Volkswagen. Una gira en la que deciden no solo tocar canciones de 1985, sino que, además, pretenden vivir en 1985.
¿Por qué 1985? "Por las canciones", dice Zanón en su novela. Entre otras cosas, porque en ese año se publicó su disco favorito: 'Steve MacQueen', de Prefab Sprout. Y una de sus canciones favoritas, 'The Whole of the Moon', de The Waterboys.
"En 1985 vamos a estar bien", dice uno de los tres protagonistas. ¿Nos da miedo el presente? ¿Crees que vivimos inmersos en tanta incertidumbre que nos sentiríamos más seguros en un tiempo pasado y conocido? ¿Estamos mejor viviendo en la nostalgia o hay que poner el presente en valor?
Soy bastante enemigo de la nostalgia, no creo que cualquier tiempo pasado fuera mejor. Creo que el hoy, el presente inmediato, es lo que tenemos y lo único que existe. Lo que sí que es verdad, es que la tecnología lo que ha hecho es machacar el futuro. No podemos imaginar el futuro porque el presente es muy bestia, muy violento a nivel tecnológico. Y el presente está demasiado presente en nuestras vidas. Tenemos demasiados testimonios de lo que se hizo, de lo que fue, de lo que pasó, como para poder aventurarnos a querer ser originales.
El libro es una reivindicación del carpe diem, de pensar que no hay pasado ni futuro, sino que somos hoy.
Los tres músicos deciden vivir "un verano tocando, bebiendo, riendo, comiendo y volviendo al principio, cuando éramos guapos, jóvenes y escoceses". ¿Es una crisis de mediana edad la que sufren?
Es una crisis que no tiene nada que ver con la edad, es una revindicación de las cosas primigenias, de las cosas que quieres, no de las aplicaciones que te inducen a tener. No es una cuestión generacional como una cuestión vital, es una reivindicación de la música, pero de la música como libertad en el sentido de cuando no éramos solo consumidores, sino cuando también éramos melómanos, aficionados o ignorantes. Son categorías más interesantes que ser solo consumidores de música.
¿En quiénes te has inspirado para construir este trío?
Me he inspirado en un artículo sobre Townes Van Zandt, Susanna Clark y Guy Clark, tres músicos muy talentosos, muy reputados dentro de la escena norteamericana, del folk. Eran muy amigos los tres, íntimos amigos y cada uno tenía una conexión especial. Dos eran matrimonio y Van Zandt llamó todos los días y todas las noches a Susanna Clark. Cuando murió Townes Van Zandt, Susanna Clark se reclutó en su dormitorio y ahí estuvo unos dos años o tres hasta que falleció abrumada. Me pareció una historia bonita de explicar, de cómo la amistad o la conexión a veces es tan poderosa como el amor pasional.
Porque el libro también es un canto a la amistad. Dice Eileen: "Hay algo extraño en la amistad. Un enamoramiento raro. Uno se enamora del amigo. Se cambian el uno al otro y se exterminan porque no pueden ser el otro. Uno quiere ser digno de los ojos del otro y, al hacerlo, cambia el universo y todo se destruye". ¿Son tan similares el amor y la amistad al final?
Sí, al escribir sobre estos músicos, me di cuenta de que estaba escribiendo sobre otro triángulo muy famoso, el de los Shelley - Byron. Byron y Shelley se fascinan, son personas antagónicas y la muerte de uno es para ser digno del otro, para ser como el otro. Shelley muere ahogado en una tormenta porque se empeña, a pesar de que no sabe nadar ni tripular una embarcación, en salir a la mar. Y años después, Bayron muere en Grecia por querer capitanear una milicia en favor de la independencia del país contra los turcos, algo que le hubiera encantado a Shelley. Los dos querían ser dignos del otro y la amistad les produjo la muerte en cierta manera.
A veces en el amor lo que intentas es ser digno de los ojos de quien te quiere o quien es tu amigo y a veces tú no eres esa persona, no eres quien te gustaría ser.
Y también reflexiona el libro sobre la enfermedad. Sobre la doble ciudadanía, que reza el capítulo de uno de los libros. La de la salud y la de la enfermedad. Músicos que padecen dolores, que los dedos no les responden igual, que pierden el oído, por culpa del tinnitus, ese zumbido constante en los oídos.
Sí, la idea del doble pasaporte, de que vivimos algunos con el pasaporte bueno y otros con el pasaporte malo y a lo largo de la vida los intercambiamos, que es una idea de su Susan Sontag sobre la enfermedad.
En este mundo adolescente, que es el del rock’n’roll, el mundo de la fantasía, me interesaba también incluir algo que va más allá: la vida y la muerte, la enfermedad, el deterioro. La sensación de que hay cosas que van en serio, que no dependen de tu voluntad. En el caso de los personajes la erupción de la enfermedad y, sobre todo, la crueldad, que en unos músicos las manos, de repente, no te respondan. La vida te juega una mala pasada.
Uno de los personajes, Cowboy, carga una mochila muy pesada, una historia familiar dura a sus espaldas. "Padre e hijo son el mismo saco de mierda", piensa Tatiana, su madrastra. Dices que "todos los viejos se acaban pareciendo a sus padres". Más adelante leo: "Nadie acaba escapando de los pecados que hereda". ¿Estás de acuerdo con estas afirmaciones, estamos condenados desde que nacemos?
Las relaciones padres e hijos, madres e hijas, son complicadas, sobre todo en un momento de nuestra historia en la que convives con tu padre 50 o 60 años.
Osvaldo Soriano, el escritor argentino, dijo que uno nunca sabrá quién es, hasta que se mueren sus padres, hasta que te enfrentas directamente tú con la muerte y detrás no tienes a nadie. En cierta manera, aquí se ilustran los conflictos de uno con su padre, con parecerse con su padre, con la herencia dada y lo que puedes hacer con eso. Es un tema universal que me interesaba mucho.
Love Song sigue siendo un libro muy poético. Es muy poética la forma de describir determinadas situaciones, ambientes, la de describir a algunos personajes, como a Tatiana, la madrastra. ¿Son más solemnes los libros, la palabra escrita, que las canciones, como piensa Jim?
En la novela, la idea de la canción es que es un lamento de un tramposo, de alguien que quiere conseguir algo de ti y que te desmonta. En la poesía sus motivaciones pueden ser otras, aunque en la novela se plantea que son las mismas. Lo que busca el poeta y el cantante es lo mismo, derribar un mundo, ver algo más y conseguir algo. Me gusta pensar que todo está en todo y que la verdadera literatura, como la verdadera música y la verdadera pintura, se nutren de una sustancia que está en todos nosotros, que los artificios no consiguen ocultar. En el fondo todos llegamos al mismo sitio por caminos distintos, pero estamos en el mismo sitio.
¿Esa sustancia es la lujuria, como podemos leer? "Quien canta quiere follarte".
La lujuria o el amor. El amor y la muerte es lo único que no podemos controlar ni comprar. No puedes comprar el amor y no puedes comprar el no morirte, esas dos fuerzas son las que rigen el mundo. Todo lo demás creo que lo enmascaramos, pero muchas veces esas son las únicas motivaciones que tenemos: escapar o enfrentarte a la muerte e ir en busca del amor y sacrificarlo todo por ello.
Decía esta semana el director teatral Paco Zaranda, que la falta de poesía es una gran enfermedad que padece la sociedad y más en estos tiempos oscuros que nos ha tocado vivir. Cada vez leemos más, también se lee más poesía, pero ¿sigue siendo insuficiente?
La poesía siempre ha sido un género minoritario, pero la poesía es un arma absolutamente fascinante. Es lo que nos ayuda a desentrañar la verdad. La poesía te quita el velo de algo, lo ves, te preguntas cómo no lo has visto y te lo vuelve a cubrir. Eso es algo que todas las demás artes persiguen. La poesía siempre está, puede estar en anuncio de televisión, en una película, en una canción… quizás a veces no lo encontramos en los libros de poesía o académicos, pero la poesía, que es esa manera de desentrañar la verdad o la realidad a través de un juego de palabras, la encontramos en cualquier sitio.
"Te quiero ride, como mi bike. Hazme un tape modo spike. Yo la batí hasta que se montó, segundo es chingarte, lo primero Dios". Este fragmento que hemos escuchado es de Hentai, una canción que Rosalía ha anunciado en sus redes. Ha sido lo más comentado esta semana y no para bien. ¿Crees que es poesía también?
Es lo de siempre y afortunadamente. La gente que se escandaliza ahora, es la gente que reivindica las letras del rock’n’roll, de Chuck Berry y de todos esos autores que utilizaban la sexualidad y las imágenes para decir determinadas cosas.
La música popular es la inmediatez, la necesidad, la juventud, el no future. Es el caso de Rosalía, que es una artista brutal y me parece genial que utilice ese medio para decir lo que importa. Uno no escribe una letra de canción para hacer poesía o pasar a la historia de la literatura, eso viene luego. Tú la utilizas para comunicar algo, comunicar una urgencia y me parece que es genial. Creo que las críticas vienen de que uno se ha hecho viejo y no recuerda lo que le gustaba cuando tenía 20 años.
Dices en el libro que "no se muere la música disco, ni Morrissey ni los Stones. No hay muerte para las Ronettes, ni la Velvet ni para Chopin, los Stooges del Fun House, Jarvis o Shakespeare.". ¿La música de ahora sí se muere? ¿Es más fugaz todo en estos tiempos acelerados?
No creo que sea más fugaz ni creo que se haga mejor música antes que ahora. Quizás lo que tendríamos que hacer es intentar conectarnos otra vez emocionalmente a la música. La música no solo era un entretenimiento, sino que era una manera de explicarte el mundo. De explicarte a ti y de explicarte el mundo. No podemos dejarnos someter a un click y a una necesidad de meternos en el supermercado. Los músicos y las canciones necesitan su tiempo, su espacio y yo creo que la música de ahora es tan perecedera y tan eterna como la que podía ser en nuestra juventud o en la juventud de nuestros padres. Lo único que tenemos que hacer es quitar el pie del acelerador y apagar el módem. Hay músicas y autores que necesitan su tiempo, no podemos estar escuchando una canción pensando las que tenemos en reserva. Tenemos que dedicarle el tiempo que se merece.
¿Y qué piensas de estos artistas que tienen tanto éxito tan jóvenes? ¿Pueden acabar como los de tu libro?
Podríamos estar hablando de cantantes como de futbolistas. La cuestión es que, cuando lo mejor de tu vida lo has vivido antes de los 30 años, te quedan 50 o 60 años de vida. Tienes que tener la cabeza muy amueblada para gestionar eso. Yo no sé hasta qué punto me hubiera gustado que yo o mi hijo a los 20 años estuviera dando la vuelta al mundo y cualquier cosa que dijeras por la boca, todo el mundo te hiciera caso. Creo que hay algo trágico en los jugadores de fútbol, en los artistas muy jóvenes, porque van a tener que vivir con eso toda la vida, van a tener que hacerse mayores, deteriorarse físicamente y no van a entender qué ha pasado con ellos, por qué ya no hacen gracia, por qué no se les escucha o por qué no son tan atractivos
Quería saber qué opinas del nacionalismo folclórico o de la música folclórica. Porque en el interior de esa Volkswagen de tu libro se odiaban los scherzos nacionalistas tanto como los poemas musicados. Las versiones sinfónicas de temas pop y las vueltas a las raíces, todo esto que ahora está tan de moda, que ha cobrado tanta fuerza. Cantantes mayores que hacen versiones sinfónicas de sus éxitos, cantantes jóvenes que rescatan el folclore y la música de raíz. Tú coincides con los que están a bordo de esa cámper o piensas diferente.
Pienso parecido, aunque sea de manera injusta. Y además diferenciaría. Esa manía de los artistas pop, de a medida que se hacen mayores, querer dignificar su música a base de contratar una orquesta sinfónica, aunque seas Paul Weller, me parece que no funciona. No hay cosa más horrorosa que ver a un tenor cantando villancicos. Los villancicos se tienen que cantar mal, se tienen que cantar por tu tío atiborrado de polvorones y champán, no por un tenor. En la novela se habla de una emisora de música clásica, les gusta la música sinfónica, pero cuando ponen el típico es scherzo de música húngara, como que les da mucha pereza y en eso estoy también de acuerdo. No me apetece mucho escuchar música folclórica búlgara.
En uno de los sitios por los que pasan los tres músicos a actuar, un chaval pregunta quién eran los Beatles. Un capullo, leo, porque hay cosas que se saben y ya. No sé qué cosas debemos saber y ya. Lo digo porque hace 3 semanas se murió Betty White y algunos compañeros jóvenes, mucho, de esta redacción no sabían quién era ni les sonaban Las Chicas de Oro, que empezaron a emitirse precisamente en 1985. ¿Les falta a los jóvenes cultura musical, cultura en general? ¿Les falta también a los mayores estar al día de los artistas de hoy?
Es como si nosotros, cuando estábamos empezando, nos dijeran: ¿no has visto las películas de Rodolfo Valentino? No está mal eso, es hasta sano. Me acuerdo que cuando tenías 18 o 20 años, que te gustaban algunos autores o músicos, siempre había un señor un poco mayor que tú que te decía: ah, no has leído la generación beat. Ah, no has escuchado a la Velvet. Solo puedes progresar si crees que eres muy original y la manera más fácil de creer que eres muy original es no tener mucha cultura previa. Porque si no, todo lo que has hecho lo han inventado hace 20 años. Está bien tener un sensor para conocer cosas que han pasado y también para cosas que están pasando, pero tampoco es necesario . Dicho esto, me parece que a los Beatles siempre hay que reivindicarlos, porque estoy seguro de que dentro de 50 años saldrá algún iluminado diciendo que no existieron, que fueron un montaje, que era imposible que cuatro tipos así coincidieran en un mismo grupo, en una misma ciudad , que se creará una fake news diciendo que los Beatles eran una especie de robot o algo así.
En otro camping apenas hay españoles. Eso les evita de tocar algunas "mamonadas", como los Dinaramas, Amante Bandido... ¿Qué pasa con la música española?, ¿no hicimos tan buena música en el 85?
Esto es cosa del esnobismo de los músicos. Yo sí que trabajé en un camping en verano en el cual no se admitía gente nacional, porque se consideraba que la gente internacional daba prestigio. Y luego te das cuenta de que la gente internacional que venía, no era de las capas más altas de la sociedad, no venían nobles y gente que tenía caballos, sino que eran personas de clase baja de Bélgica o de Francia. Tuve la suerte de, a mediados de los 80, recibir toda la nueva ola y grupos españoles que hacían cosas con más entusiasmo que pericia, pero con mucha inventiva. Creo que el primer maxi que me compré fue el de Golpes Bajos, el de 'No mires a los ojos de la gente', y creo que ese disco no tengo absolutamente trepanado de tanto escucharlo. Creo que siempre hemos tenido grandes letristas y grandes músicos.
Love Song es el álbum que está componiendo Jim. En él todas las canciones se van a llamar Love Song. Te pregunto: ¿son todas las canciones de amor iguales? ¿Son todas tristes, como dice Polidori en la novela?
No, hay canciones de amor de todo tipo, es un género. Y con respecto a Polidori, Nick Hornby, el escritor inglés, tiene la teoría, que no resuelve, de si estamos más tristes porque hay canciones pop o hay canciones pop porque estamos muy tristes. Yo creo que, cuando estás triste, tienes 350.000 canciones que hablan de tu situación, de que te ha dejado la chica y eso lo que hace es incrementar el dolor y la pena. Es un ejercicio romántico de masoquismo al que estamos muy habituados.
Creo que el amor hay que disfrutarlo aunque te duela, es una bendición. Hay gente que se muere sin que nadie nunca le diga que le quiere. Aunque luego te salga mal, vale la pena vivirlo, ir a por él.
"Ceder es dejar de ser quien se cree ser", dices. ¿Es quizá por eso que estamos tan faltos de consensos políticos y sociales hoy? Que nos cuesta ceder...
Creemos que tenemos la razón porque estamos rodeados de una red que nos dice que todo el mundo piensa como tú. Cuando llega la hora de votar, te das cuenta de que hay 2 millones de personas que piensan distinto de ti y te crea una especie de perplejidad, qué estorbo. Con lo maravilloso que sería mi mundo sin estos 2 millones.Y luego no creo que haya que intentar consensuar todo, hay ideas que defenderlas sin la cesión. No vale ceder. Hay situaciones y posturas políticas con las cuales no tienes que ceder ni intentar llegar a un acuerdo.
Love Song es una novela muy cinematográfica, no sé si lo has pensado, si te gustaría verla llevada a la pantalla
Me encantaría, es una asignatura pendiente de las novelas que he hecho. Creo que los autores de muchas generaciones nos nutrimos no solo de libros, sino de películas, de series, del mundo audiovisual. Escribimos con una información y una manera de comunicar que es muy audiovisual. Sabemos que no tenemos que explicar mucho cómo es una cosa, porque la gente la ha visto muchas veces. Eso unido a un ritmo y a una manera de explicar. Creo que Love Song es una novela que se puede ver en todo momento. Me encantaría que me lo propusieran, abrimos los micrófonos para que cualquier director me haga una propuesta interesante.