James Joyce, 100 años de un escritor legendario
El 2 del 2 del 2022 se conmemoró el centenario de la publicación del Ulysses, del irlandés James Joyce, considerada la novela más importante escrita en lengua inglesa y una de las más influyentes y extrañas de la literatura universal
100 años del Ulises de James Joyce
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Cuando cayó en sus manos, Borges escribió: “No creo que nadie lo haya leído. Mucha gente lo ha analizado. Ahora, en cuanto a leer el libro desde el principio hasta el fin, no sé si alguien lo ha hecho”.
La novela fue rechazada en más de una ocasión por los editores, incluso por Virginia Woolf y su marido, que consideraron que se trataba de un material impublicable, o el de la Sociedad para la Prevención del Vicio de Estados Unidos, que la condenó como inmoral. Toda la trama gira alrededor de un solo día: el 16 de junio de 1904 (que es cuando conoció en la vida real a su mujer Nora Barnacle) y cada año, justo ese día de junio, un numeroso grupo de personas se reúnen en Dublín, para rendir homenaje al Ulysses. Esta conmemoración recibe el nombre de Bloomsday –en honor a Leopoldo Bloom, uno de los protagonistas de la novela–, y se celebra desde hace más de 60 años. Convierte a la capital irlandesa en el centro de un universo literario donde se recrea las peripecias de Leopoldo y se realizan en voz alta lecturas colectivas.
Joyce era un tipo peculiar. Cambió de domicilio muchas veces y tuvo graves problemas económicos. “Triste e intratable; bebía demasiado y no hablaba con nadie, ni con Nora”, su esposa. Lo cuenta Francesca Romana Paci en su biografía de 1987. Su hija Lucía tenía esquizofrenia y estuvo en tratamiento con Carl Gustav Jung. Con la ocupación nazi en Francia a finales de 1940 —allí estaba, entonces, con su familia—, se van a Zúrich (Suiza). El tipo de relación que mantenía Joyce con su hija es desconocido, debido a que el nieto, Stephen Joyce, quemó los miles de cartas que se escribieron padre e hija. También fueron destruidas algunas tarjetas postales y un telegrama del escritor Samuel Beckett, que estuvo enamorado de Lucía.
Y si Ulysses es difícil de leer, en el año 1939 publicó Finnegans Wake. Tal como dijo Umberto Eco de esta novela: «Parecía que Ulysses representaba el intento más atrevido de dar una fisonomía al caos: Finnegans Wake se autodefine como chaosmos y Microchasm y constituye el documento de inestabilidad formal y ambigüedad semántica más aterrador del que jamás se haya tenido noticia». En sus 628 páginas, el inglés está amalgamado con otras setenta lenguas, desde las más extendidas, como el español, el francés o el chino, hasta idiomas artificiales, como el esperanto y el volapük, o el bearlagair na saer, una antigua jerga de los masones irlandeses. Esto ocasiona que casi no haya una línea del texto sin neologismos y hace la lectura farragosa y casi indescifrable. El propio Joyce advertía que había escrito el libro con muchas pistas y arcanos escondidos para que los críticos estuvieran ocupados 300 años en intentar descifrarlos. Tras una operación de úlcera de duodeno perforada realizada el 11 de enero de 1941, Joyce entró en coma y el 13 de enero falleció. En ese momento se llevó sus secretos a la tumba y se convirtió en leyenda.