¿Alguien sabe dónde está la izquierda francesa?

La victoria de Olaf Scholz en Alemania, la reciente mayoría absoluta de Antonio Costa en Portugal y el gobierno de coalición aquí en España son solo algunos ejemplos de la corriente de optimismo que empuja a los socialdemócratas europeos, que sienten que están recuperando gran parte del terreno perdido en el espacio comunitario en los últimos años. Y mientras eso sucede, en Francia ocurre todo lo contrario. ¿Por qué? ¿Por qué la izquierda en Francia ha dejado de ser una opción viable? ¿Cómo ha llegado el país a un punto en el que es prácticamente imposible que sus ciudadanos tengan una opción socialdemócrata cuando vayan a las urnas el próximo abril? La izquierda camina hacia las elecciones presidenciales totalmente fragmentada y muy debilitada: por ahora cinco candidatos y ninguno de ellos supera el 10% en intención de voto. Ha habido amagos de unificar fuerzas, pero hasta ahora se ha demostrado imposible. Y las primarias populares celebradas en enero no han despejado las dudas. En el camino, ahora mismo, andan la exministra de Justicia, Christiane Taubira, el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, el ecologista Yannick Jadot, el comunista Fabien Roussel y la alcaldesa de Paris, la socialista Anne Hidalgo. El último socialista que ostentó la presidencia francesa fue Francois Hollande, lo hizo hasta 2017. Desde entonces, la izquierda gala transita una travesía por el desierto en la que no se vislumbra el final. «El mandato de Hollande fue el que enterró definitivamente al partido socialista francés», afirma Malena Reali, experta en comunicación política y analista de la revista Le Vent Se Lève, que apunta a las decepciones que causó Hollande para explicar gran parte del descontento que todavía arrastra la izquierda hoy. ¿Qué le ha perjudicado más a la izquierda francesa: la aparición de un centro que ha trastocado el sistema de partidos o el auge de la extrema derecha hacia la que se ha ido mucho voto obrero? «Ambas cosas, con temporalidades diferentes. En los últimos 40 años fue la conquista de los sectores obreros por parte de la extrema derecha. Pero a corto plazo fue la aparición de Macron la que atrajo a sectores progresistas y demócratas», sostiene Reali. «Hoy en día el votante de izquierda ya no es ni obrero, ni un empleo de categoría popular, ni un pensionista», asegura la analista. «Queda clarísimo que la izquierda perdió las clases populares. El votante de izquierdas hoy es mayormente urbano, joven, con estudios, pero esto es sólo un 20-25% del electorado total». «La crisis de representación que se vive en Francia quien más la sufre es la izquierda. La izquierda siempre ha dependido mucho del voto de las clases populares y joven, que es el que más se ha alejado de las urnas, mientras que el perfil sociológico del voto de derechas es el más fiel al voto», sostiene Aldo Rubert, docente e investigador doctoral en sociología política en la Universidad de Lausanne. Rubert se muestra más optimista de cara a las posibilidades de que Mélenchon llegue a la segunda vuelta. «A pesar de que está lejos del 19% de 2017, hay una tendencia bastante positiva para Mélenchon y está bastante cerca del resto de candidatos que van a pasar a segunda vuelta». Opina este experto que el líder de Francia Insumisa prácticamente lo fía todo al último empujón de su campaña. La respuesta: el 10 y el 24 de abril.

¿Alguien sabe dónde está la izquierda francesa?

Analizamos con dos expertos por qué Francia ha llegado a un punto en el que es prácticamente imposible que la izquierda aspire a gobernar

Víctor M. Olazábal

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