Día de Internet Segura y el reto de concienciar a los menores sobre la seguridad online

Fuenlabrada

Las nuevas generaciones nacen en una sociedad interconectada, donde el protagonismo de las tecnologías de la comunicación es cada vez mayor. Por eso, es fundamental que desde su primer contacto con ellas, aprendan a cómo usarlas con seguridad, para evitar ser engañados, utilizados o convertirse en víctimas de delitos cibernéticos.

Y la pregunta del millón para los expertos, pero también para los padres, es a qué edad debe un niño empezar a tener acceso a Internet. Manuel Ransán, responsable de Ciberseguridad para Menores del Instituto Nacional de Ciberseguridad, INCIBE, no precisa la edad concreta, porque asegura no se trata tanto de la edad, sino que “depende de la madurez del menor” y de sus competencias digitales.

“Recomendamos a los padres trabajar con el niño desde el inicio, hay que ir ajustando todo a la madurez del menor. Empezar con usos bastante limitados”, en aplicaciones que tienen un conjunto cerrado de contenidos, previamente verificados e ir avanzando, dice, y subraya la importancia de compartir actividades, por ejemplo, con las consolas. “Son uno de los primeros dispositivos que se facilitan a los chavales y muchas de ellas tienen también conectividad en red, les permite conectar con terceros, sociabilizar…”, algo sobre lo que, a veces, los padres no se dan cuenta.

Por eso, Ransán recomienda mantener un diálogo fluido en la familia sobre los usos que hacemos en la red para trasladarles nuestras experiencias, consejos de uso y seguridad. De esta forma, los padres también serán conscientes de situaciones problemáticas o cosas que no les gusten y podrán trabajar al respecto con su hijo.

La concienciación sobre ciberseguridad a estas edades tempranas pasa, en primer lugar, por fomentar en ellos el “pensamiento crítico con la información que consumen”, para evitar fraudes, caer en noticias falsas o engaños, afirma Ransán. También recomienda tener cuidado con la privacidad y la identidad digital. “Piensa antes de compartir, de publicar”, y en tercer lugar, inculcarles la necesidad de comunicarse con respeto, porque “detrás de cada pantalla hay una persona con sentimientos”, indica.