Charles Fort y los fenómenos forteanos
Este investigador estadounidense fue conocido por recoger durante años miles de datos en periódicos y revistas relacionados con fenómenos anómalos no solventados por la Ciencia de su época. De hecho, el término «forteano» se usa para caracterizar este tipo de incidentes en distintos ámbitos, desde la astronomía a la antropología, pasando por la zoología
Charles Fort y los fenómenos forteanos
El libro de los condenados, su obra más conocida publicada en 1919, recopiló y publicó un catálogo con 25.000 entradas de extraños fenómenos que iba clasificando en cajas de zapatos: lluvias de ranas, peces, anguilas, precipitación de grandes trozos de hielo, barro, carne y azufre; nieve negra; bolas de fuego; cometas caprichosos; desapariciones misteriosas, meteoritos con inscripciones; ruedas luminosas en el mar; lunas azules o tres soles, entre otros. Louis Pauwels y Jacques Bergier reconocieron haberse inspirado en sus obras (publicó cuatro libros) para gestar su famosa obra “El retorno de los brujos”, donde dieron a conocer la personalidad de Fort. Sus ideas atrajeron el interés de sus coetáneos, hasta el punto que un grupo de intelectuales fundaron la Sociedad Forteana en Nueva York, en 1931, con la publicación de la revista trimestral Doubt, en la que recopilaron los trabajos del archivero y otros muchos «hechos condenados». Tanto la revista como la sociedad desaparecieron en 1959. Por su parte, desde 1973 se publica en Gran Bretaña “Fortean Times”, una revista bimestral dedicada a estas mismas temáticas.
Fort creyó descubrir en estos acontecimientos, espacios vacíos de la ciencia, un patrón de anomalías, como si dentro del azar y lo improbable también hubiese una correlación no muy bien identificada y estudiada. Defendió la investigación libre de prejuicios, la duda constante frente a lo que la ciencia oficial nos dice en lo que debemos creer y, sobre todo, hace alarde de un gran sentido del humor, suficiente para combatir las críticas.
El libro comienza diciendo: “Por condenados entiendo los excluidos. Tendremos una procesión de todos los datos que la Ciencia ha tenido a bien excluir. Batallones de malditos por los descoloridos datos que yo he exhumado, se pondrán en marcha”. A medida que se avanza en la lectura, Fort presenta evidencias de decenas de rarezas que encontró durante sus investigaciones, incluidos patrones climáticos extraños, poltergeists, críptidos y ovnis, antes de que se hablara de objetos volantes desconocidos. Incluso sugirió la existencia de un «Mar de los Súper Sargazos», ubicado en algún punto de la atmósfera terrestre, donde irían a parar o vendrían animales, materiales, personas y objetos que aparecían o desaparecían misteriosamente. El New York Times criticó el libro diciendo que estaba «era un lodazal de pseudociencia y especulaciones donde el lector promedio será enterrado vivo o se volverá loco antes de llegar al final». Tal como dice Óscar Fábrega, al que califica de “homo insolitus”, Charles Fort sobre todo “fue un pionero, algo ingenuo de una serie de temas que con los años acabaron siendo tremendamente populares y que han cautivado ya a varias generaciones de curiosos, unos más crédulos que otros, pero todos interesados en los límites del conocimiento, en considerar que lo imposible, a veces, no lo es”.