Después del tsunami en el PP, lo último que se supo del entorno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue su punto de vista de la reunión que mantuvo el pasado viernes con Pablo Casado. Un encuentro que calificó de «infructuoso», pero a que la dirección del PP dio por buena sus explicaciones y decidió cerrar el expediente contra ella. Durante las declaraciones cruzadas de los distintos dirigentes del partido, Ayuso ha hablado públicamente en dos ocasiones: cuando compareció el jueves y criticó duramente el liderazgo de su formación y cuando el viernes emitió un comunicado en el que especificaba que su hermano cobró 55.850 euros por las «gestiones» para un contrato de la Comunidad de Madrid. La presidenta ha recuperado su agenda días después de que estallara la crisis en el PP y este lunes por la mañana ha inaugurado en Boadilla del Monte la Biblioteca Princesa Leonor, donde ha vuelto a insistir en su inocencia: «Estoy sufriendo un cruel ataque político en el que han intentado acusarme de corrupciones y malas prácticas. Lo que lamento es que con lo que bien que vamos en Madrid, qué pena tener que soportar esta situación. He de defenderme en la Fiscalía», ha señalado la presidenta. Ayuso ha anunciado que este mismo lunes va a mandar toda la documentación al Ministerio Fiscal: «Ahora he de defenderme en la Fiscalía, donde me han arrastrado maliciosamente. No pasa nada, vamos a por ello. Hoy mismo vamos a mandar toda la relación de documentos que tenemos respecto a este contrato sobre el que se han lanzado insidias». Ha recordado que ahora es la Fiscalía la que tiene que dilucidar cómo se han hecho las cosas y para eso darán «toda la información» que se les requiera. Sigue defendiendo que la facturación de su hermano «es totalmente ajena» a la administración y a ella y que tuvo conocimiento de la existencia del mismo «un año más tarde», porque nadie de su gobierno estuvo implicado. «Nadie de mi entorno tiene un contrato que haya pasado por mi Consejo de mi Gobierno», ha explicado. Lejos de suavizar las tensiones, ha defendido que la situación en el PP es «insostenible»: «Cada día que pasa la situación es peor, nos vamos desintegrando y aquí hace falta un giro absoluto por el bien de España», ha señalado, apuntando a Casado sin nombrarle. «Se abre un escenario incierto que se va a tener que dirimir en los próximos días, espero que sea pronto. La situación es muy grave, nos estamos desangrando, nos hundimos en las encuestas», apuntaba. Cree que ahora los barones y distintos dirigentes territoriales del partido deben decidir si hay un congreso extraordinario. Por su parte ha dejado claro que «si tiene que hacer dimisiones en el PP se tendrá que ver estos días», pero denuncia que se ha robado su presunción de inocencia: «Es gravísimo lo que ha sucedido y no puedo mirar para otro lado y hacer que todo sigue igual. Alguien tendrá que ver lo que ha pasado y pedir responsabilidades», sentenciaba. En cualquier caso, la presidenta insiste en que «no hay ni ha habido una guerra Ayuso-Casado» y que nunca ha pretendido sustituirle: «Mi sitio es Madrid», ha dicho en varias ocasiones incidiendo en que, en ningún caso, va a dejar de atender a sus responsabilidades. También ha agradecido las muestras de cariño que ha recibido durante estos días pero cree que tiene que merecerlo: «No se trata de darme su confianza por cariño sino de comprobar que lo que digo es cierto y ganarme así su confianza». El líder del PP, Pablo Casado, ha convocado este lunes a la dirección del partido para tratar de dar una solución a esta crisis interna. Mientras, uno de los barones de la formación con más peso, Alberto Núñez Feijóo, pide «tomar decisiones urgentes» ante un PP «en situación de colapso», en la misma línea que Ayuso. Fuentes del entorno de Casado aseguran que está dispuesto a dar la batalla por mantener el liderazgo del partido y no entra en sus planes dejar caer a su número dos, Teodoro García Egea.