Las tropas rusas están a escasos metros del centro de Kiev y miles de personas desesperadas intentan huir de Ucrania. Algunos han llegado ya a Polonia, Rumania, Hungría y Eslovaquia y muchos tienen que esperar durante horas en unas fronteras congestionadas. Un día después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, comenzara la invasión, Ucrania ha decidido restringir el paso fronterizo a hombres de entre 18 y 60 años. Según la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR), ya hay 850.000 personas desplazadas y la ONU prevé la salida de hasta 5 millones de personas y calcula que más de la mitad podría dirigirse hacia Polonia. En la frontera con el norte de Rumania, las mujeres lloran mientras se despiden de sus maridos e hijos y partían para cruzar a Sighetu Marmatiei. Se habían formado largas colas mientras los coches esperaban para subirse a un ferry sobre el río Danubio hacia Isaccea, una ciudad entre Moldavia y el Mar Negro, según mostraron los medios locales en Rumania. Las autoridades eslovacas instaron a la gente a donar sangre y establecieron 5.380 camas en varios hospitales para que las pueda utilizar el ejército o la OTAN. En toda Europa central, los voluntarios publicaban mensajes en las redes sociales para organizar alojamiento y transporte para las personas que llegaban desde las fronteras. Los activistas instalaron también puntos de distribución de alimentos y bebidas calientes y los veterinarios se ofrecieron a cuidar a las mascotas. Mientras las tropas rusas avanzan, los ucranianos se preparan para hacerles frente. El propio Ministerio de Defensa insta a la población a defenderse: «¡Haz cócteles Molotov, neutralicen al ocupante!», señala en un mensaje en Twitter este viernes que también insiste en que los ciudadanos tengan cuidado y no salgan de sus casas. La televisión ucraniana da instrucciones de cómo hacer ese tipo de bombas caseras y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha pedido a los diputados que se armen para defenderse ante un eventual ataque al Parlamento. Rusia dice ahora que está dispuesta a volver a negociar si Ucrania depone las armas. «Estamos dispuestos a negociar. Siempre y cuando los militares ucranianos respondan al llamamiento de nuestro presidente (Vladímir Putin), cesen la resistencia y depongan las armas», ha dicho el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en rueda de prensa. Lavrov se ha negado a reconocer al Gobierno ucraniano como democrático al defender la operación militar iniciada la víspera por Moscú en Ucrania.