Cuando el teatro se convierte en refugio de guerra: "Ahora este lugar sirve para salvar vidas"
"Tuvimos una vida tranquila y llena de planes. No esperábamos esto", explica Anabel que junto a una treintena de personas se encuentra refugiada en un teatro en Kiev
Kiev
La única sala de teatro en inglés que existe en Kiev, ProEnglish Theatre Hub, se ha convertido ahora en un refugio de guerra para una treintena de personas. Primero fueron los actores, el personal de la compañía o representantes del mundo de la cultura. Más tarde se han ido incorporando vecinos del barrio. Aseguran tener comida y agua para unas dos semanas. Uno de los refugiados es una madre con su hijo. Para llegar al teatro ha sido necesario pasar por varias barricadas y controles mientras se han escuchado denotaciones y baterías antiaéreas.
La sala principal donde se actuaba se ha convertido en un gran dormitorio improvisado desde que las bombas comenzaron a caer hace nueve días. "Primero abrimos las puertas del teatro para nuestros amigos los actores, pero pronto comenzaron a llegar vecinos del barrio. Cada noche es diferente. Muchos intentan marcharse en tren de la ciudad", explica Anabel Sotello, editora de 'El olvido que seremos'.
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"Esperamos que las tropas rusas marchen para poder reconstruir todo. Por eso no nos vamos de aquí", asegura.
La cultura se reivindica también en momentos de crisis. "En el teatro tenemos instrumentos musicales, libros y hay posibilidad de distraerse. Leemos poesía e intentamos cuidar también el espíritu además del cuerpo", cuenta. Anabel no esperaba que estallara la guerra y no llegó a coger nada de su apartamento. "Tuvimos una vida tranquila y llena de planes", recuerda.
"Dentro de la guerra, intentamos mantener el orden"
La última obra que iban a estrenar estaba centrada en la empatía. "El arte coge lo que está en el aire. Pero, es evidente que una obra en inglés representada en Kiev no puede evitar la guerra de un loco", cuenta Anabel.
Alex Borovenskiy es el director del teatro. "Ahora este lugar sirve para salvar vidas. Estamos en un sótano. Podemos comprar comida algunos días y tenemos guardados víveres para dos semanas. Dentro de la guerra, intentamos mantener el orden", asegura.