Una televisión rusa deja de emitir por las restricciones de Putin, pero lanza un último mensaje potente en su retransmisión final

Madrid

La cadena rusa de televisión Dozhd se ha visto obligada a cesar sus emisiones como consecuencia de las restricciones impuestas por el presidente del país, Vladimir Putin. "Nunca hemos tenido una decisión tan difícil en nuestras vidas", ha asegurado la directora general del canal, Natalia Sindeeva.

Las autoridades rusas han calificado como "agente extranjero" a la emisora, que ha hecho oficial este jueves la suspensión de todas sus retransmisiones. La decisión ha llegado apenas un día después de que el editor en jefe del canal, Tikhon Dzyadko, comunicara que él mismo y parte de su equipo abandonarían Rusia "por motivos de seguridad".

En la víspera de este comunicado, la cadena fue acusada de difundir "noticias falsas" en su cobertura de la invasión de Ucrania y, en consecuencia, sus emisiones fueron bloqueadas. Asimismo, este martes Dozhd ha sido sancionada, junto a la emisora radiofónica Ekho Moskvy, inculpadas por la supuesta difusión de "desinformación" y contenidos "extremista" al hablar del conflicto.

Ha sido la propia Sindeeva quien ha confirmado la decisión de “suspender temporalmente el trabajo del canal”, en un comunicado recogido por varias agencias de comunicación.

No obstante, la directora ha evidenciado su deseo de que el canal, también conocida como Rain TV, “vuelva a emitir” pronto. Algo que no puede predecirse con seguridad cuando sucederá puesto que la televisión ha pasado a formar parte del listado de medios con participación de agentes extranjeros del Ministerio de Justicia de Rusia, con las limitaciones que ello conlleva.

Durante la emisión final, algunos periodistas de la casa han mostrado su apoyo a los presentadores, quienes han querido lanzar a sus oyentes un último mensaje encubierto pero muy revelador. Inmediatamente después de despedir la transmisión han emitido la representación del célebre 'Lago de los Cisnes', de Tchaikovsky, en alusión a agosto de 1991, cuando la televisión soviética estatal prefirió emitir el ballet en lugar de visibilizar en directo los disturbios civiles que anunciaban el colapso de la Unión Soviética.