Paula Bonet, la artista que pinta y narra las violencias invisibilizadas
Su novela ‘La anguila’ y su taller ‘La madriguera’ aúnan arte y compromiso social
Madrid/Barcelona
Paula Bonet, “la pintora que escribe, la escritora que mira”, aborda en ‘La anguila’ (Anagrama, 2021) la memoria y la herencia, los nacimientos y las pérdidas, junto con los anhelos de varias generaciones: “es un libro sobre el cuerpo, sobre un cuerpo que ama y es amado, un cuerpo que también es abusado, violentado a través del sexo y el parto, violentado a través del aborto y de la sangre”.
Más información
La autora relata que la novela comenzó siendo un homenaje a su abuelo-un hombre bueno, “pero con sus carencias, conflictos y problemas”- que se transformó en una carta de amor a su abuela, para al final convertirse en una denuncia a la violencia que se ejerce sobre los cuerpos de las mujeres. “Quise que ‘La anguila’ también revelase las violencias invisibilizadas… Aquellas que están en el léxico, en la manera de relacionarnos en el núcleo familiar más amoroso o en la consulta de un ginecólogo”, explica.
Bonet apunta que todo lo que vivió a nivel médico durante sus dos abortos espontáneos marcó con creces la escritura de la novela. Ahora, reivindica que el hecho de tener un útero no debe ser una obligación para gestar. “Creo que quise ser madre para que aquello que yo era, no dejase de ser cuando pasase el tiempo”, se sincera.
Además, la autora asegura que aquello que no se nombra, no existe, razón por la que decidió escribir su anterior libro ‘Roedores’, donde rompe el tabú de los abortos espontáneos: “es otra de las violencias invisibilizadas… las mujeres que sufren pérdidas gestacionales no deberían sentir que hay una tara en su cuerpo”.
Un 8M constante
Por otro lado, Bonet reconoce que este Día de la Mujer lo ha vivido “cansada”. Por ello, le ha gustado mucho la consigna que se ha viralizado en redes sociales estos días: “si puedes salir a la calle, sal; si no puedes, descansa”. Cuenta que en 2018 fue al 8M con la sensación de “no tener nada que celebrar” y, sin embargo, volvió a casa feliz al presenciar ese gran despertar del feminismo que tuvo lugar hace 4 años. “Los pasos han de ser lentos y firmes pero, de vez en cuando, esa poquita ligereza como que alienta y se transforma en bálsamo”, insiste la artista, asegurando que, para ella, escribir ‘La anguila’ y poner en marcha el taller ‘La madriguera’ ha sido un 8M constante.
‘La madriguera’, “una guarida en femenino”, ha sido otro de sus principales proyectos. Y es que lo que comenzó siendo un simple taller para separar casa y trabajo y “no mezclar los barnices con sobras del pollo”, acabó siendo un espacio para mujeres. Bonet relata que comenzó a impartir unos talleres de grabado, porque había comprado una gran prensa y necesitaba recuperar la inversión. Pero, como dice un buen amigo suyo: “las prensas son como fuegos, todo el mundo quiere acercarse y resguardarse en ese calorcito”. Y justo eso sucedió en su taller de grabado… “Se hizo la magia”, sentencia la artista. Algo tan íntimo como la creación se acabó convirtiendo en un acto colectivo y en un refugio para muchas mujeres.