Historia de Córdoba: Cómo se gobernaba la ciudad antes de la existencia del ayuntamiento

Córdoba

Tras recorrer los edificios que han acogido al Ayuntamiento de Córdoba a lo largo de la historia, hoy hemos conocido cómo se organizaba la ciudad antes de la existencia de esta administración tal y como ahora la conocemos.

Un recorrido que se remonta a la conquista de Córdoba por parte de rey Fernando III en el año 1236, ya que como ha señalado el historiador Manuel García Parody "fue el monarca castellano quien trajo a la ciudad el modelo de gestión que ya se empleaba en las ciudades de Castilla y León".

Antes de eso, "en las ciudades de Al Andalus ya existía una vida urbana que estaba regularizada y que no existía en el resto de Europa", señala Parody, que recuerda que "la palabra alcalde proviene del árabe 'alcadí', que era el responsable de la gobernanza de estas ciudades y de impartir justicia".

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Una vez que se produce la conquista castellana de la ciudad, en 1236, se impone un nuevo modelo de organización de Córdoba basado en las ordenanzas y el 'alcadí' es sustituido por la figura del Corregidor. Las primeras ordenanzas de Córdoba datan del año 1435 "y fueron redactadas por los reyes católicos que querían garantizarse así que los nuevos municipios fueran sumimos a su voluntad", explica Parody.

Era también el rey el que nombraba al corregidor, quien a su vez presidía el cabildo de la ciudad como jefe de la administración local. Una figura que acaparaba mucho poder. "De un corregidor dependía fiscalizar la hacienda, regular los reclutamientos, vigilar el abastecimiento, impulsar las obras públicas así como la administración de la justicia como representante del rey en la ciudad y en lo que se llamaba el corregimiento, que era el equivalente a una provincia de nuestros días". El actual Mercado Sánchez Peña, en la plaza de la Corredera, ocupa parte del inmueble que durante siglos fue la casa del corregidor de Córdoba, símbolo del poder real en la ciudad.

Tal era el volumen de trabajo de un corregidor en una gran ciudad como Córdoba, que por entonces contaba con cerca de 50.000 habitantes, "que el corregidor delegaba la administración de justicia en los que se denominaban 'alcaldes', y que en el caso de nuestra ciudad eran dos", explica Parody. Unos cargos que también eran designados por el rey, "de forma que había un alcalde para administrar justicia a los privilegiados y otro para los no privilegiados".

Por debajo del corregidor, en la escala de poder de la ciudad, y junto a los alcaldes, encontramos los denominados como Caballeros 24, que como explica el historiador "eran los encargados de la custodia de las puertas de la ciudad". Una distinción que recaía en la aristocracia local y que se transmitía de forma hereditaria". Alcaldes, y Caballeros 24 formaban lo que conocía como El Regimiento, "y entre sus funciones también estaba la de hacer propuestas al corregidor y elaborar las cuentas de la ciudad, llamadas 'diputaciones', que nada tienen que ver con lo que hoy es el gobierno provincial", explica Parody.

Por último, señala el historiador, "en un nivel inferior estaban los 'caballeros jurados', cuyo papel era el de representar al pueblo y que eran elegidos por las distintas parroquias, a las que representaban con voz, pero sin voto en el cabildo de la ciudad".