Vitali Klitschko, alcalde de Kiev, ha asegurado este martes que unos 5.000 civiles han muerto en la ciudad portuaria ucraniana de Mariúpol durante el asedio de las tropas rusas. Klitschko ha pedido a la Unión Europea detener cualquier negocio con Rusia porque es «dinero de sangre». Asegura que la situación mejora en la capital, Kiev, pero es «crítica» en el este del país, e informa de que las imágenes de satélite en ciudades próximas a Kiev demuestran un «genocidio de ucranianos». El alcalde explica además que casi 20.000 soldados rusos han muerto en Ucrania, y que vio un coche con bandera blanca y un cartel en el que se leía «Niños» tiroteado y con sangre en su interior. Mariúpol es una de las ciudades ucranianas que más están sufriendo el ataque ruso. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, señaló hace unos días que apenas quedan intactas un 10% de los edificios de esa urbe y se calcula que todavía unas 100.000 personas agonizan escondidas en refugios sin electricidad y sin apenas agua ni comida. Un equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja que entró en la localidad de Mariúpol mostró su horror por la situación que se han encontrado en sus calles. Su misión es la evacuación de civiles de esta ciudad del sur de Ucrania, una operación humanitaria que urgen a emprender «antes de que sea demasiado tarde». Nos quedamos sin adjetivos para describir los horrores que ha sufrido la gente de Mariúpol. La situación es horrenda y se está deteriorando. Estas cifras coinciden con las informaciones de la masacre de civiles en la ciudad de Bucha, a las afueras de Kiev. El presidente de la Duma rusa lo niega y habla de «un montaje para la audiencia occidental» y el presidente Zelenski insiste en que «todos los delitos de los ocupantes están documentados». Vitali Klitschko ha visitado esta localidad a 60 kilómetros de la capital, Kiev, donde cientos de civiles han sido masacrados: «Toda la infraestructura de cada edificio ha sido destruida».