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Alerta por aceite de oliva adulterado: cómo saber si lo que compras es oro líquido o un fraude

La AESAN ha alertado sobre la venta clandestina de aceites en Murcia, Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana, entre otras comunidades

Una botella de aceite de oliva. / EXTENDA (EUROPA PRESS)

Una botella de aceite de oliva.

La Agencia de Seguridad Alimentaria (AESAN) ha alertado sobre un fraude en la comercialización de varias marcas de aceite, al haber revelado los análisis del organismo público que algunos de estos productos, etiquetados como aceite de oliva u oliva virgen extra eran, en realidad, aceites de semillas o mezcla de otros vegetales. No es la primera vez que se produce este tipo de engaño, que supone tanto un riesgo para la salud —al no haber garantías sobre el origen o la composición del alimento— como un perjuicio para el bolsillo, puesto que el consumidor paga un precio muy superior por un producto de calidad inferior a la anunciada.

¿Es posible para el consumidor detectar si un aceite es falso? Tal y como explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es muy difícil detectar estos fraudes a simple vista, ya que existen infinidad de métodos y materias primas con las que adulterar el producto, en la mayoría de ocasiones difíciles de detectar salvo para los rigurosos controles de las instituciones encargadas de la seguridad alimentaria. No obstante, existen ciertas premisas básicas que el consumidor puede tener en cuenta a la hora de hacer la compra.

Lo primero: fíjate en la etiqueta

Lo primero en lo que debe fijarse el consumidor para saber si el aceite que compra es de calidad y no está adulterado es el etiquetado. Cualquier aceite que cumpla con la normativa europea podrá incluir la siguiente información sobre el producto:

  • Tipo de aceite (obligatorio en todos los casos)
  • Variedad de la aceituna (información complementaria que aporta valor)
  • Marca (obligatorio en todos los casos)
  • Definición de origen (obligatorio para los aceites de oliva virgen y virgen extra)
  • Definición del producto (obligatorio en todos los casos)
  • Contenido neto del envase (obligatorio en todos los casos)
  • Información nutricional (obligatorio en todos los casos)
  • Registro sanitario (obligatorio en todos los casos)
  • Información de la empresa (obligatorio en todos los casos)
  • Fecha de consumo preferente (obligatorio en todos los casos)

De estas categorías, la más importante para detectar un producto fraudulento es la especificación del tipo de aceite, información obligatoria en todos los casos. Siempre deberá detallarse, de forma clara, si se trata de aceite de oliva virgen extra (aceite de categoría superior obtenido directamente de aceitunas y sólo mediante procedimientos mecánicos), aceite de oliva virgen (de menor categoría pero también obtenido directamente de aceitunas y sólo mediante procedimientos mecánicos), aceite de oliva (contiene exclusivamente aceites de oliva que se hayan sometido a un tratamiento de refinado) o aceite de orujo de oliva (combina aceite de orujo refinado y aceites vírgenes).

Asimismo, los aceites de oliva virgen y virgen extra deben indicar su origen o procedencia. En este apartado del etiquetado se aclara si el aceite proviene de un país de la Unión Europea, o si es mezcla de varios de ellos o si viene de otra zona geográfica. Además, se reconocen las posibles denominaciones de origen o indicaciones geográficas protegidas. Más allá de la información obligatoria, los aceites de calidad suelen incluir información complementaria sobre el tipo de aceituna, la cosecha, la acidez o las propiedades organolépticas del producto.

A prueba de los paladares más selectos

El aceite de calidad tiene que reunir una serie de requisitos muy estrictos que han de ser certificados por un panel de cata. Así por ejemplo, la acidez del aceite de oliva virgen extra debe ser inferior a 0,8º, al tiempo que su sabor, olor, textura y color deben convencer a los expertos. También debe cumplir con controles químicos que demuestren que ofrece niveles altos todos sus componentes saludables (ácidos grasos esenciales de tipo omega 3, Vitaminas A, D, K y E, polifenoles antioxidantes.

Para el consumidor medio no es fácil apreciar la calidad del aceite, pero los paladares más entrenados sí que pueden notar diferencias significativas. Pese a que suele ser un argumento muy manido, fijarse en el color no es el mejor indicador. Se tiende a pensar que un verde oscuro es sinónimo de calidad, pero lo cierto es que no tiene por qué. Este color puede obtenerse, artificialmente, añadiendo a la mezcla aceitunas más verdes o mediante pigmentos naturales procedentes de las hojas de olivo. De hecho, los catadores profesionales utilizan vasos de color azul para que el color no distorsione el criterio principal: el sabor.

Un buen truco es probar el aceite con una cuchara o un vaso pequeño. Si al beberlo produce picor en la garganta, es buena señal, ya que esta sensación es producida por los polifenoles, un grupo de sustancias químicas que se encuentran en las plantas. La otra clave para distinguir un buen aceite es que deje un sabor amargo en el paladar, una característica que refleja que se ha obtenido de aceitunas verdes o en envero.

 
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