La tiranía rusa en la gran pantalla
La huella que el autoritarismo de la política rusa ha dejado en el cine
La tiranía rusa en la gran pantalla
Madrid
Podemos afirmar sin temor a la exageración que Stalin fue el gobernante más leído de Rusia desde Catalina la Grande hasta Vladimir Putin, más incluso que Lenin, que fue un intelectual nada despreciable y había gozado de las ventajas de la educación de un aristócrata. La reconstrucción de su despacho en busca de algunos detalles de personalidad nos sirve de partida para hablar de cine y de la imagen de Rusia que las pantallas nos han dejado a lo largo de un siglo sin zares. Isabel Bolaños y el historiador Jorge Martín recorren juntos el Museo Sorolla tras la pista de dos obras de arte rusas, tan representativas como poco conocidas.
Un 'Doctor Zhivago' muy madrileño
La imagen más difundida de la Rusia revolucionaria se conserva en el único libro de un poeta que prefirió renunciar al Nobel antes que exiliarse fuera de Rusia. El Doctor Zhivago llevó por las pantallas del mundo unos paisajes nevados y un Moscú en efervescencia, que se construyeron en Madrid y en una Soria donde hubo que sustituir una nieve que no llegó a caer con la "magia" que emplea este negocio para sus inventos.
Biografía de un tirano
Vladimir Putin ha sido apodado "el nuevo zar", al haber acumulado más poder que los jerarcas del comunismo revolucionario. Su biografía está mucho más trenzada desde los quince años con el mundo de la pantalla de lo que cabría imaginar. El hombre sin rostro de la periodista ruso-norteamericana Masha Gessen, es una biografía muy reveladora del actual dictador ruso, mientras que las obras dedicadas a Stalin por el historiador Simon Sebag Montefiore, Llamadme Stalin y Stalin: la corte del zar rojo, reúne los documentos más recientes del otro gran megalómano soviético tras la Revolución de Octubre.
Rojos, el mejor trabajo en el cine de Warren Beatty, es la película más representativa del cine de Hollywood, siguiendo los pasos del único extranjero enterrado en el Kremlin, autor de Diez días que conmovieron al mundo. La situación de autoritarismo de la política rusa ha impedido hasta el momento un “ajuste de cuentas” entre el cine soviético y el siglo XX.