La Cueva Pintada de Gáldar
Forma parte de un poblado de más de 50 casas y cuevas artificiales que se hicieron y habitaron entre los siglos VI y el XVI. Las cuevas estaban excavadas en la toba volcánica y se organizaban en torno a un patio central al que se accedía a través de un corredor
En 1873 se fecha su descubrimiento oficial cuando el agricultor José Ramos Orihuela accedió a la cámara por una estrecha abertura en el techo. Observó en sus paredes una serie de pinturas geométricas y esta circunstancia motivó la denominación popular de Cueva Pintada, nombre que hizo fortuna y ha perdurado hasta la actualidad. Desde ese momento, se convirtió en lugar de obligada visita para todos los investigadores interesados en el pasado prehispánico de la isla.
Por su parte, en 1883 Diego Ripoche aportó detalles de gran interés acerca de los hallazgos al señalar en sus escritos: «encontrándose en su interior algunos cadáveres, vasijas y otros objetos que adquirieron algunos aficionados».
Las excavaciones empezaron en el año 1987 y en el año 1972 se declaró Monumento Histórico Artístico. Según las pruebas de carbono 14, la Cueva Pintada de Gáldar tuvo dos épocas de ocupación. Sería en la segunda, alrededor del siglo XIII, cuando fue decorada la cueva. Se cree que este recinto era un lugar de culto donde se reunían las jóvenes indígenas y las maestras sacerdotisas para realizar rituales relacionados con la fertilidad. Se cree también que los grandes actos sociales de los reyes de los antiguos gran canarios (los guanarmetes de Agáldar) se produjeron en ella.
La Cueva Pintada es el mejor ejemplo de pintura mural indígena de Gran Canaria y el más complejo. De hecho, esta es la única cueva descubierta hasta ahora con este tipo de ideogramas. Para empezar, preparaban la pared para que la superficie fuera homogénea, después le pasaban una capa de arcilla y después hicieron un boceto de la composición completa. Sobre este boceto se aplicaron los pigmentos, pero antes humedecieron la pared para que se absorbieran y se reflejaran mejor los colores. El color rojo lo sacaban del almagre y los blancos de finas arcillas o de la cal. El color negro no es un pigmento, se ha quedado así por el oscurecimiento natural de la pared volcánica. Estas pinturas rupestres tenían un profundo significado simbólico, otra cosa es que nosotros sepamos descifrarlo cuando las vemos. Una teoría propone que los dibujos de la Cueva Pintada son ideogramas que formarían un elaborado calendario lunar y solar basado en la combinación de series organizadas a partir del número 12, alternando los blancos, rojos y los espacios sin pintar. Otra teoría dice que se podría tratar de un conjunto de escudos familiares porque se han encontrado pintaderas que coinciden con los dibujos de la cueva.
Como curiosidad, en el yacimiento arqueológico que rodea a la cueva se han encontrado monedas de cobre que pertenecen en su mayoría a los siglos XV y XVI. Entre los metales destacan varios cuchillos, una espada, dedales, herraduras y un gran número de clavos de variada tipología. Todo ello relacionado con la conquista castellana llevada a cabo en el siglo XV.