El misil ruso intercontinental Satán II —también conocido como Sarmat— fue lanzado este miércoles desde el cosmódromo de Plesetsk y alcanzó su destino a 6.000 kilómetros de distancia en el polígono de Kurá, en la península de Kamchatka. Una prueba de su lanzamiento que fue retransmitida por la televisión pública y presidida por el presidente ruso, Vladímir Putin, que aprovechó para lanzar una advertencia a los que «intentan amenazar» a su país. Según dijo Putin, Satán II «garantiza de manera fiable la seguridad de Rusia de las amenazas externas y hará que se lo piensen dos veces aquellos que en la desenfrenada vorágine de la retórica agresiva intenten amenazar a nuestro país», en alusión a la guerra en Ucrania y a las sanciones aplicadas por Occidente desde el inicio del conflicto. Subrayó además que Satán II «es capaz de superar todos los medios modernos de defensa antimisiles», además de poseer unas características táctico-técnicas del más alto nivel. «No tiene análogos en el mundo y no los tendrá durante mucho tiempo. Efectivamente, es un arma única que reforzará el potencial militar de nuestras Fuerzas Armadas», sentenció. Satán II entrará en servicio en las fuerzas estratégicas rusas en la región siberiana de Krasnoyarsk una vez concluya el programa de ensayos, en sustitución del misil de emplazamiento en silo más potente del mundo, el RS-20B Voevoda, clasificado por la OTAN como SS-18 o Satán. El Ministerio de Defensa ruso no dudaba en afirmar en un comunicado que «el misil Sarmat es el misil más potente con el mayor alcance del mundo». Putin presentó en sociedad el Satán II el 2 de marzo de 2018, justo antes de su reelección, durante un controvertido discurso sobre el estado de la nación. Entonces advirtió a Occidente que este misil tiene un «alcance prácticamente ilimitado», por lo que el sistema antimisiles norteamericano «no tendrá nada que hacer». Douglas Barrie, investigador principal de aeroespacial militar en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, apuntó que este lanzamiento supone un hito importante después de años de retrasos causados por problemas de financiación y desafíos de diseño. Dijo también que se necesitan más pruebas antes de que Rusia pueda desplegarlo en lugar de sus viejos misiles SS-18 y SS-19 que están «mucho más allá de su fecha de caducidad». Barrie señaló además que la capacidad del Satán II para transportar 10 o más ojivas y señuelos nucleares, y la opción de Rusia de dispararlo sobre cualquiera de los polos de la Tierra, plantean un desafío para los sistemas de rastreo y radar terrestres y satelitales. Su radio de alcance se estima entre 17.000 y 18.000 kilómetros. El Pentágono restó este miércoles importancia al lanzamiento de prueba por parte de Rusia de un misil balístico intercontinental, con capacidad de llevar una carga nuclear, y afirmó que fue avisado por Moscú con antelación. El portavoz del Departamento de Defensa de EEUU, John Kirby, dijo en un comunicado que «este tipo de test es rutinario y no fue una sorpresa» y añadió que no consideran la prueba una amenaza para EEUU y los aliados. El portavoz estadounidense destacó que Rusia notificó «adecuadamente» por anticipado a EEUU de este test, de acuerdo con las obligaciones en el tratado Nuevo START. En febrero de 2021, poco después de llegar a la Casa Blanca, el presidente de EEUU, Joe Biden, acordó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, mantener vivo por cinco años más el tratado de control de armas nucleares Nuevo START. Ese tratado limita el número de armas nucleares estratégicas, con un máximo de 1.550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos para cada una de las dos potencias, en tierra, mar o aire. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó a finales de febrero, tras la ofensiva en Ucrania, poner en alerta sus fuerzas de disuasión nuclear, un arsenal que en conjunto contiene alrededor de la mitad de las armas atómicas que existen en el mundo actualmente. Rusia dispone actualmente de 1.625 cabezas nucleares desplegadas, a las que hay que sumar otras 2.870 almacenadas y otras 1.760 de carácter estratégico, lo que suma un total de 6.255 cabezas nucleares, de acuerdo con los últimos datos actualizados recogidos por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI). Estados Unidos cuenta con 1.800 cabezas nucleares desplegadas y, en total, reúne 5.550, según los datos del SIPRI. Los otro países que cuentan con armamento nuclear son China (350), Francia (290), Reino Unido (225), Pakistán (165), India (156) e Israel (90), siempre según los datos de este instituto, que señala el potencial de Corea del Norte para construir entre 40 y 50 cabezas nucleares. Pese a que desde hace cuatro décadas Rusia empezó a disminuir el almacenamiento de armas nucleares tras los acuerdos alcanzados con Estados Unidos ya desde la época soviética, todavía conserva el mayor número de ojivas nucleares del mundo. Los datos más recientes del Boletín de Científicos Atómicos indican que Rusia tiene 1.588 cabezas nucleares desplegadas en misiles balísticos y bases de bombarderos pesados, con otras 977 ojivas estratégicas y 1.912 ojivas no estratégicas en reserva. Parte del arsenal que posee Rusia estaba situado precisamente en Ucrania, pero tras la desaparición de la Unión Soviética y la constitución de Ucrania como república independiente, este país renunció a las armas nucleares y las entregó a Rusia con la contrapartida de garantizarse su independencia y su integridad territorial.