Ucrania vuelve a ser un Estado

Barcelona

El general De Gaulle llamó a la resistencia de los franceses contra los nazis desde Londres. Por radio. Era el 8 de junio de 1940. Entró en París, victorioso (entre otras razones gracias a los sólidos apoyos que había reunido), bastantes años más tarde, en agosto de 1944.

Así que durante cuatro años, cuatro, Francia solo existía como territorio. Como un enorme solar. Ni había democracia ni había un solo Estado, sino dos, uno extranjero, el otro traidor: el Tercer Reich con su puesto de mando en París y el régimen pronazi de Vichy. La cruz gamada extendía su siniestra sombra por casi toda Europa. Y solo núcleos aislados de resistentes y algún gobierno democrático como el del Reino Unido o el de Estados Unidos tenían esperanza, tenían confianza, tenían fe en que el régimen del terror sería derrotado.

Desde el 24 de febrero, en que las tropas de Putin la invadieron, Ucrania era poco más que un solar, cada día más devastado. Se mantenía su Gobierno, pero empequeñecido, aislado, bombardeado, casi clandestino. Pero en la capital. El resto de los países desalojaron sus embajadas. Ahora, no cuatro años después, sino apenas transcurridos dos meses, retornan a Kiyv. Hasta 16, de momento, España entre ellos. Masacrada y torturada, Ucrania vuelve así a ser un Estado. En el pleno y orgulloso sentido de reconstituirse como organización política. Democrática. Esto son datos, no propaganda. Hechos, simplemente, que balizan el trayecto de una hazaña.