Un bibliobús para acercar la literatura a la España vaciada

Madrid

Por fuera es un autobús como cualquier otro, pero está cargado de historias, relatos, cuentos y poesía. Un conductor y una bibliotecaria ocupan los asientos de cabina. En la parte de atrás encontramos un espacio diáfano con estanterías a uno y otro lado en las que se alinean los libros. Hay también una mesa con un ordenador y una puerta por la que se deslizan las escaleras que permiten subir a los usuarios de esta biblioteca móvil.

Empezamos la ruta del bibliobús en Retortillo de Soria donde el vehículo se instala delante de la residencia de mayores. Rebeca, la bibliotecaria, nos cuenta que hasta antes de la pandemia algunos de los residentes eran usuarios habituales, pero con las restricciones dejaron de venir y ya no han vuelto. Este, con unos 150 habitantes, es el pueblo más grande de esta ruta. Aquí, como en casi todos, nos dice Rebeca, acostumbran a venir casi siempre las mismas personas.

Esperamos la llegada de Sara, que viene a devolver lo que ya ha leído y hace un encargo, ‘El amante’ de Marguerite Durás, que podrá recoger dentro de dos semanas. Sube también María José, la farmacéutica, que recibe con alegría el último libro de Rosa Montero que, además, estrenará ella.

Rebeca lleva 18 años en ruta, recorriendo cada día una media de 130 kilómetros: “Nunca me imaginé trabajar así, nos dice, pero ya no me imagino trabajando en otro sitio”. Le quedan por delante unas cuantas horas. Desde Retortillo de Soria irán a Montejo de Tiermes, de allí a Liceras, con 52 habitantes y acabarán en Atauta. Durante el verano se incluye un pueblo más, Morcuera, pero ahora no paran porque no vive nadie.

"No podemos abandonar los pueblos"

Aunque con los años estos pueblos sorianos han ido perdiendo habitantes, Rebeca confía en el futuro del bibliobús porque “no podemos abandonar los pueblos, no podemos abandonar a nuestros usuarios, tenemos que hacerles llegar la cultura. Esto tiene que tener futuro”.

Me pongo en marcha para alcanzar la otra ruta del bibliobús y es que son dos los vehículos que salen de lunes a viernes, a primera hora de la mañana, de la ciudad de Soria para llevar los libros hasta las pequeñas poblaciones. Me dirijo a Rioseco para encontrarme con Palmira, la otra bibliotecaria. Vengo a propósito hasta este pueblo porque aquí hay un colegio. La biblioteca rodante ya está aparcada cerca de la escuela, es la hora del recreo y para anunciarse suena la bocina del bus. No han pasado ni dos minutos cuando el colegio de Rioseco al completo invade el bibliobús.

Son siete niños, el más pequeño del grupo tiene cuatro años y ha escogido un cuento que protagoniza un tractor. El resto se lanza a la búsqueda de “Policanes” y preguntan a Palmira si tiene el número tres, el seis, o el cuatro y es que todos están enganchados a Policán, una saga de cómic infantil que arrasa entre niños y adolescentes. Sólo un dato, el año pasado el volumen 10 de esta serie fue el libro más vendido del mundo.

Tras los niños llegan los usuarios fijos, en esta ocasión usuarias, todo mujeres. Van a devolver y a elegir, alguna con encargos de amigas y familiares reclama la ayuda de Palmira que le pone paciencia y ganas para recomendar lecturas y revistas de labores.

Más de 3.500 documentos sobre ruedas

Cada bibliobús contiene más de 3.500 documentos si sumamos libros, vídeos, DVDs, revistas y CDs. Hay títulos para niños y para adultos ordenados por secciones, colecciones o materias para facilitar su búsqueda. Hemos podido comprobar que el fondo se renueva periódicamente para ofrecer también lo último, ejemplares que acaban de llegar a las librerías. Además, si un documento determinado no está en el bibliobús se puede pedir por teléfono, mail o WhatsApp a la persona encargada para que lo lleve en la próxima visita.

Cada lector puede tener en préstamo cinco libros y dos revistas durante 15 días. Ese es el tiempo, dos semanas, que tarda la biblioteca rodante en volver a repetir su ruta.